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"Come here, ya damn dead shits..."
FOREWORD
ᘔᗩᑕKᗪIՏᑭᗩᖇᗩᗷᗩ ᗩ ᑕᗩᗪᗩᑕIᐯIᒪᑫᑌᗴᐯᗴIᗩ, las pobres personas corrían asustadas del oficial armado, disparando a quienes debían proteger. Zack disparó hasta acabar con el último civil en la universidad, era una masacre, sangre por todos lados y cadáveres en el suelo, alguno que otro aún agonizaba de dolor.
—Soldado Anneda, ¿todo bien? —se escuchó por el comunicador de su oído, era el jefe Rogers. Zack se quedó en silencio por unos segundos, mirando los cuerpos de jovenes inertes, sintió un escalofrío en la espalda.
¿Él había hecho esto?
—Área despejada, señor. —Zack respondió luego de unos segundos.
—Agente, ¿has eliminado todo rastro de personas infectadas? —preguntó el jefe Rogers a través del dispositivo. —Repito, ¿has eliminado a todos?
Zack tenía la vista fija en el suelo, sus pies pisando la sangre del suelo. Zack suspiró mirando a su alrededor, mirando los cuerpos en el suelo. —Sí señor, todos los rastros han sido eliminados —le respondió Zack al jefe a través del dispositivo en su oído, sintiendo un extraño dolor en el pecho.
—Agente, dame un informe de la situación. —exigió el Jefe en su oficina con la pantalla a un lado, viendo las cámaras de la zona. Miró por la ventana, su ciudad ardiendo, casi no hay lugar seguro cuando el virus se propaga tan rápido, los muertos muerden a la gente en la calle.
—Todos están eliminados, Jefe. —Zack dice sin rodeos. —pero me temo que será imposible matarlos a todos a menos que lancemos una bomba sobre la ciudad.
El Jefe hizo una mueca, mirando el monitor con cara seria. —el país ya está protestando, creen que nosotros somos los malos por hacer esto, pero no entienden las consecuencias si no actuamos, ¡maldita sea!—a Zack le ardían los ojos, cansado y lleno de sangre. —Necesito que vayas a otros hospitales de la zona, Soldado. ¿Cómo está la situación ahí fuera?"
—Infectados por todas partes, señor. La ciudad se ha convertido en un infierno en la tierra. —respondió Zack, observando el caos fuera de la ventana del hospital. Suspiró profundamente, llevaba semanas sin dormir bien, estar al frente de la operación le había traído un molesto dolor de cabeza que arrastraba a diario. —¿Cuánto tiempo más continuará esto?
El Jefe no estaba de humor para soportar más lloriqueos, no había dormido en más de 2 días. Se reclinó en su silla de cuero y se frotó los ojos cansados. —Hasta que no encontremos una maldita cura para este virus, no podemos parar hasta entonces. No sabemos cuántos infectados hay, no podemos arriesgarnos a que se produzcan disturbios.
