𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟯𝟬: ¿cuál es tu precio? (Jason)

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Así que toma mi gran consejo:
solo recuerda siempre pensar dos veces.

Michael Jackson—


Jason

Cuando me giré para ver qué era lo que Isabella miraba con tanto espanto, me encontré con mi padre. Los dos estábamos espantados, solo que por cosas totalmente diferentes.

Ver a Noah me dieron ganas de romperle aún más la cara, pero no era eso lo que más ruido me hacía. Mi padre me miró como siempre, con despreocupación, con una sonrisa de oreja a oreja. Me quedé petrificado, paralizado completamente. ¿Qué tiene ese hombre que hace que pierda la estabilidad de todo mi cuerpo y mente?

Me acerqué a Theodoro, recuperando la compostura. Ignoré completamente a Noah y su padre, solo podía ver a mi peor pesadilla de pie frente a mí.

—¿Qué haces aquí?

—No puedo estar en tu departamento, no puedo estar en la galería y ahora en la estación de policía. —Su voz vibró hasta en lo más profundo de mi mente. Eso me generó un dolor punzante en la cien, y no miento cuando digo que Theodoro me enferma tanto emocional como físicamente—. ¿Me podrías hacer una lista de los lugares a los que puedo acudir? —profirió.

—Eres como una piedrita en el zapato, ¿lo sabes? —murmuré para que Isabella no pudiera escucharme.

Él es como un problema que intentas evitar pero que de alguna manera logra alcanzarte. He estado toda mi adolescencia y ahora adultez intentando deshacerme de él, tratando de lograr mi meta en la vida, la cuál es lograr que desaparezca. Da igual la manera, deseo no verlo nunca más, no sabes nada de él. No tengo ningún tipo de afecto o empatía hacia él, incluso si lo atropellan estaría más que agradecido.

—Cuidado con lo que dices, Jason.

—No tienes ningún puto derecho —escupí molesto, aún manteniendo mi voz baja.

—Tú tampoco tienes derecho a decirme que no puedo estar en un lugar —se excusó.

Jugar a ser la víctima es su especialidad. Me recuerda a cuando mi comportamiento en la secundaria había empeorado. Peleaba constantemente con otros compañeros, bebía de más, fumaba en los baños y andaba por ahí rompiendo corazones, algo que no me hace sentir orgulloso. Mi madre enfermó, mi padre no se preocupaba, y yo era solo un chico de diecisiete años que pasaba junto a su madre los últimos días de vida.

Como era de esperar, la directora citaba a mi padre para informarle sobre mi actitud dentro de la escuela y mis notas bajas. Mi padre llegaba a casa, me decía que estaba decepcionado y luego se sentaba a mirar televisión. Hacía su típica actuación de padre preocupado frente a la directora y luego tratarme cual rata que merodea por su casa.

Con asco.

—Sabes perfectamente que ese no es el problema. —Apreté la mandíbula provocando que mis dientes rechinen—. El problema eres tú que no puedes dejarme en paz.

Maldigo el día en el que descubrió dónde vivo, a qué país me fui luego de terminar la secundaria, dónde trabajo, en qué gasté la plata de mi madre. Irónico que me deteste, porque aún así está al pendiente de todo lo que hago.

—Aún no te he dicho cuál es mi precio.

Me quedé en silencio. Su precio...

El precio para mantenerse alejado de mí. Le di el dinero que pidió años atrás y eso no fue suficiente. Prometió dejarme en paz después de que los billetes fueran entregados en mano. No obstante, parece querer más que eso. Esto no era parte de nuestro trato.

Tuya En Secreto #1 [Bilogía Tuya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora