Leah supo que algo andaba mal desde que ella y Hannah salieron del carro, las miradas de todos se dirigieron a ellas. Unas con pena, otras con burla y algunas incluso se reían de ambas sin vergüenza alguna.
—¿Qué está pasando? —preguntó Hannah con los nervios de punta mientras se hacía una idea del por que todos las miraban.
—No tengo idea —contestó Leah y busco con la mirada a su mejor amiga, sin éxito alguno—. Solo vamos a clase.
Ambas hermanas estuvieron de acuerdo y siguieron su camino como si nada pasara, aunque todo realmente era un caos dentro de la cabeza de Leah. Estaba al borde de un ataque de ansiedad cuando encontró a Lydia lo que logró tranquilizarla un poco.
—¡Lydia! —exclamó Leah y se acercó a su amiga, sin importarle que ella estuviera con Elaine y las otras chicas—. No se que esta pasando, desde que llegamos todos se burlaron de Hannah y de mi.
—¿En serio, Leah? —cuestionó Elaine para después burlarse también—. ¿Tu hermana está embarazada? Que vergonzoso.
—¿Cómo…? ¿Quién te dijo? —tartamudeo ella, Elaine solo rió otra vez, disfrutando de verla humillada.
Al sentir que no podía respirar bien Leah se dirigió al baño, en el pasillo vio a James y creyó que estaría a salvo con el. Sin embargo el joven Beaufort pasó de largo, ignorándola como si no estuviera ahí…
Los próximos días Leah intentó ir a la escuela como si nada pasará, cosa que Hannah admiro en ella, pero no funcionó. La presión fue demasiada hasta que Leah terminó colapsando.
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