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— Bradley, ¿estás bien? Tanke te lanzó por los aires... – escuché una voz.

Abrí mis ojos lentamente viendo las cegadoras luces del hospital. Suspiré entrecerrando los ojos tratando de afinar mi vistan borrosa y miré a mi lado.

— ¿Novato? ¿Qué haces tú aquí? – dice irritado por su presencia, apartando la cabeza.

Max se encontraba sentado en una silla a la derecha de mi camilla, con un brazo en el borde de la cama, esa estúpida mano de aspecto suave... Como lo detesto.

— ¡¿Es enserio Brad?! ¿Encima que vengo a ver como éstas? – dice ofendiendo Max.

— No te pedí que vinieras – bufa Bradley.

— Eres insoportable, Bradley – gruñó Max, levantándose con enojo.

— ¡Hey! ¿A dónde crees que vas? – Bradley se estabilizó en la camilla sentándose.

— Cerca de tí seguro que no. – le contesta Max.

Observé a Max meter las manos en sus bolsillos y salir de allí empujando la puerta con su hombro. ¿Qué se cree? ¿Importante? Como si me afectara que se vaya...

Me quedé unos minutos mirando la puerta cerrada, cuando dejé de escuchar los pasos enfadados de Max, gruñí y me tumbé en la camilla con el ceño fruncido y la mandíbula tensa.

— ¡Ese maldito novato me vuelve loco! – exclamó.

Me dieron el alta y salí del hospital dirigiéndome a la fraternidad Gamma.

Tragé saliva y me mentalicé para llamar. Tanke no me recibiría muy bien después de lo que hice...

— Quién e- oh, Bradley. – dice el más alto cruzándose de brazos. — ¿Qué quieres?

— Tanke... Mira, siento mucho lo que hice –

— Mhjn... –

— ¡Tanke hablo enserio! Tuve mucho tiempo en el hospital para pensarlo y ¡de verdad que me arrepiento de haberte abandonado! –

Ví como una sonrisa de lado se escapaba en el rostro de Tanke eso me hizo darle seguridad.

— ¡Ven aquí, Bradley! – dijo el más grueso abrazando al de pelo castaño con fuerza.

— ¡Tanke! ¡Me aplastas! – se quejó el ahogado Bradley.

Tanke me soltó, me dió una fuerte y dolorosa palmada en la espalda y me guió al piso de arriba. Como si nunca hubiera pisado mi propia fraternidad...

— Tu habitación sigue igual, hermano, no la tocamos – dijo Tanke con una sonrisa.

— Muchas gracias Tanky... Ahora echaré una siesta, el hospital me dejó cansado – bostezó.

— ¡Por supuesto, Bradley! Descansa – dijo con una sonrisa cerrando la puerta.

En cuanto noté que se fué, comencé a reír en silencio.

— Estúpido... Se cree enserio que me arrepiento. Suerte que esas clases de teatro sirvieron para algo –

Comencé a planchar mis camisas, mi mano se apretó en la plancha y mi nariz se arrugó.

— Si no fuera por ese estúpido novato habría ganado por sexta vez... Aun que no patina mal – Bradley sonríe levemente – ¡¿Qué estoy diciendo?! ¡El novato monta skate fatal! Solo tuvo suerte... –se corrigió a sí mismo-

Terminé de planchar mis camisas, las doblé con cuidado y las guardé en mis cajones ordenadamente. No hay nada más hermoso que un buen orden.

Me puse mi pijama y me acosté en la cama, arropandome con cuidado de no estropear mucho la sábana y cerré los ojos, haciendo mis ejercicios para dormir rápido.

°- caída de orgullo -° (MAXLEY) [CANCELADA TEMPORALMENTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora