Estaba bastante aburrido... Había demasiada propaganda por las calles. Esas banderas que parecían llamar la atención de todo el mundo, incluso hasta los mismos niños tenían una diminuta bandera con esas características. No sé bien cómo eran las cosas aquí en este país, pero acá la gente parecía verse emocionada, quizás... ¿felíz?
Cuando menos lo esperé, el vehículo se detuvo. Estábamos justamente al lado de un colegio, parecía ser de una buena calidad educativa, entonces decidí bajar por mi cuenta, no necesitaba que un desconocido abriera el lado de mi puerta como el otro sujeto.
Las niñas que salían de su colegio llevaban el mismo peinado, obviamente no todas ellas tenían el trenzado de igual manera. Los trajes de cada niño eran casi idénticos, todos ellos parecían estar felices. Se podía diferenciar claramente si los padres venían a recogerlos o no. Pero aquí los niños eran en minoría... O llegamos tarde o vinimos muy temprano a recoger al hijo de ese tipo.
Al cabo de un breve momento, me di cuenta de que Reich no había bajado del vehículo al igual que yo. Tuve que inclinarme hacia adelante de la ventana para poder hablar con él, por supuesto si es que me escuchaba, además no creo que quisiera bajar el vidrio.
—¿Y vos... no pensás bajar? —pareciera que sí me había escuchado, ya que había llamado su atención en el instante.
—No puedo —mi curiosidad me ganaba por mucho, parecía que en realidad, él no deseaba bajarse del vehículo.
—¿Y por qué no podrías? Creí que... —en ese instante, él decidió interrumpirme.
—Porque sería bastante peligroso para mí o para Alemania si llego a abondanar el vehículo, cualquier demente podría hacer una estupidéz —sus palabras eran muy claras, pero no lo comprendía del todo—. Personas como yo también tienen a sus enemigos, pero a ellos los he mantenido lejos.
Sabía perfectamente que Reich era un hombre que en sus manos tenía bastante poder, a pesar de no llegar a gobernar a este país por completo, lo sé gracias a algunas empleadas que insistieron en ayudarme a guardar mis pertenencias en la casa de mi abuelo, varias de ellas no estaban de acuerdo con las ideas de ese sujeto.
No le dije nada más cuando escuché su última palabra. Mientras avanzaba un poco más a las puertas del colegio, intentaba recordar el nombre de su hijo. De pronto una señora, no mayor de sesenta años salió detrás de esos dos pedazos de madera con un niño, no estaba bastante seguro si ese era el pequeño de Reich, el boludo ni siquiera me dijo su apariencia como para reconocer a su hijo... Con vergüenza y todo tuve que preguntar, no podía simplemente mirar.
.
.Estaba esperando dentro del vehículo. Mi mirada estaba fija en Alemania y en Argentina, y por supuesto, también en la profesora a quien más he confiado a mi hijo para que le enseñara. El conductor también había bajado del coche, pues era él quien siempre dejaba el vehículo para buscar a mi hijo. Y respecto de lo que le dije a ese chico...no era del todo cierto. Aquí, en esta institución varios soldados vigilaban el colegio en donde estudia mi hijo, cualquier posible amenaza sería completa y rápidamente eliminada, bueno, esas en realidad son mis expectativas... Además de haber querido que Argentina pasara cierta... vergüenza, pues no debió meterse en asuntos que no le importaban, y he aquí las consecuencias de sus actos o mejor dicho, de sus palabras.
Alemania y su nuevo cuidador no tardaron mucho en volver a subir al vehículo, saludé como de costumbre a mi hijo, y tan pronto como lo hice, el coche arrancó a un ritmo algo lento. No me molestaba, en realidad, era como pasear en un carruaje, pero lastimosamente, no podía escuchar los cascos de los caballos. Mi "dulce" hijo no tardó bastante en mostrar su emoción algo falsa ante nosotros, pues yo aún no le he contado de que Argentina era el supuesto hijo de Italia, aquel hombre a quien Alemania le tomó cariño. Y si llegase a decírselo, lo más probable es que lo aceptaría y no tendría ningún problema con el rubio para que lo cuidara, ya que su sangre y la de Italia eran la misma.
ESTÁS LEYENDO
Cuando el amor manda (Argentina x Third Reich)
De TodoEl amor surge en cualquier circunstancia, con cualquier persona y, en todo caso, cuando uno cree que no puede enamorarse tan perdidamente de alguien, especialmente cuando ese "alguien" es del mismo sexo... Sin embargo el amor a veces no lo puede tod...