En Defensa Del Arte .

¿?

Antes de abrir las compuertas de este torrente,
he resuelto que una leve introducción es pertinente.
Tómese como una consideración hacia el lector paciente
o una forma de castigo pasivo hacia el impaciente.

Cuando haya publicado cada tomo de esta obra,
sé que muchos van a odiarme en proporción a su zozobra.
Pero a estas alturas por cómo escribo sobra
proclamar que me la suda la censura y su maniobra.

Compuesta por quince partes que, sumando la presente,
configura un total de dieciséis secciones por consiguiente.
¿Que si alguien va a resultar herido? Probablemente,
va a sufrir un accidente algún que otro contribuyente.

Tres cabezas de turco harán sus manifestaciones,
sacrificio necesario en esta guerra sin opciones.
Y mientras las sombras se alzan en rebelión,
se forja en el silencio una nueva visión.

La verdad es un filo que corta en dos direcciones,
y en el crisol del pensamiento arden las nociones.
La filosofía es un viaje, un destino incierto,
donde cada paso nos revela un mundo descubierto.

Así, navegamos entre la duda y la certeza,
forjando nuestro ser en la fragua de la pureza.
Cada tomo, cada verso, una pieza del rompecabezas,
un reflejo de la mente, un testamento de firmeza.

En el juicio del tiempo, se desvanecen las heridas,
y lo que queda es la esencia de nuestras vidas.
Que mi obra sea odiada, amada o ignorada,
no importa, pues en ella mi alma está cifrada.

El pensador camina solo, con su carga y su verdad,
buscando en cada recodo la eterna claridad.
Y aunque mil voces clamen en un tumulto ferviente,
el sabio sabe que su norte reside en su mente.