Capitulo 4. Please, punish me.

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Después de aquel día los encuentros eran más casuales, aprovechaban cada momento que no había alguien presente, no podían quitarse las manos de encima y de igual manera no todo era sexo.

Normalmente en las horas libres aprovechaban a sentarse en el pasto y reían sobre todas las anécdotas en sus vidas y por las noches juntos tomaban café y habían encontrado una azotea que tenía un lindo jardín en ella, donde se quedaban horas y horas contando sobre su vida.

Checo contaba como para el algunas veces había sido difícil su vida, a pesar que su madre lo amaba como a ninguno, solía sentir que algunas veces había cierto sentimiento que no podía descifrar.

No podía decir que no lo amaba, pero jamás hablaba de cómo había sido el proceso cuando era un bebé o lo cargaba entre sus brazos, sentía cierta curiosidad de porque su madre jamas hacía ese tipo de referencias, en la mente de Max solo podía pensar en todo lo que le fue privado a su amado hermano. Como tuvo que crecer y enfrentarse a la vida sintiéndose la mayor parte solo.

Si solo ellos hubieran podido estar juntos, esto jamás hubiera pasado, pero por otra parte sus pensamientos se centraban en cómo Sergio había crecido en lugares donde el sol quemaba, y vaya que este había hecho un buen trabajo la piel bronceada de este lo hacía enloquecer que lo sacaba de quicio como ahora, que en un momento estaba triste por la historia y al segundo estaba loco por empotrarlo en esa azotea y dejarlo sin aliento mientras gritaba su nombre.

Sus noches eran así, compartir un café, ver las estrellas y entrelazar sus manos mientras disfrutaban de la compañía del otro, jamás era algo monótono o aburrido, para Max podría jurar que podría estar toda su vida admirando a Sergio y jamás se cansaría.

Estaba a su lado la mayor parte del tiempo, en sus entrenamientos y partidos, siempre queriendo hacerse presente marcando territorio entre los demás, sabía que su hermano era atractivo y no pasaba desapercibido jamás, todos y todas se le aventaban hacia el, siempre tratando de llamar su atención o invitándolo a salir, salidas que Sergio negaba pero eso no quitaba que volviera loco a Max. 

Aunque si Checo era sincero el aprovechaba esa situación, sabía que si pasaban esos momentos al momento de follar sería más duro y con más intensidad y eso le encantaba, sentir sobre el lo posesivo que podía llegar a ser Max con el lo volvía loco.

Como aquella vez al final del partido, Sergio sabía que Max lo estaba observado y un chico de gran sonrisa, se le acercaba para insinuarse sobre el, cosa que el no evitó.

Sabía exactamente a qué estaba jugando, sabía que se quemaría pero era lo que más quería, quería arder sobre Max a como diera lugar.

-Entonces Sergio, ¿harás algo esta noche?.- Le preguntaba mientras se acercaba cada vez más a él.

-Aun no lo se Daniel, ¿Acaso existe algún plan?

-Hay una fiesta, pero yo se de otra celebración que podemos hacer.- Paso su mano sobre la frente de Sergio para quitar el sudor de su frente, mientras un Max muy enojado veía aquella escena.

-¿Otra?.- Decía con fingida inocencia.

-Si, pero implica que tal vez brinques un poco, que no será problema para ti.- Cuando intento pasar su mano sobre este, fue interrumpido por un rubio alto que lo veía con ojos de desagrado y furia.

-El ya tiene planes, lárgate.

-Y a ti que te pasa idiota, el a mi no me ha dicho lo contrario.

Dear little brother Donde viven las historias. Descúbrelo ahora