"𝑻𝒂𝒄𝒐𝒔"
"¡Roier!"
"¡Cellbit!"
"¿Por qué corres? Estás sudando y hueles asqueroso." Me incriminó, llevándose una mano a su nariz, fingiendo molestia.
"Cálmate, culero, tú no hueles exactamente a rosas." Repliqué con el ceño fruncido. Él se carcajeó. "Lo que pasa es que el idiota de Mariana me obligó a irle a comprar unas cositas a la farmacia porque la señora ya lo conoce y-." Me interrumpió.
"Si lo conoce, ¿por qué no va él?" Preguntó con genuina curiosidad.
"Porque la última vez le dio 'la plática' luego de que el idiota compró tres malditas cajas de condones." Suspiré rendido. "Hice la carrera de mi vida, me amenazó con mis tacos y aún así se los comió." Hice un puchero. "Ya casi cierran la taquería y por eso estuve corriendo, pero ya me cansé." Cellbit me miró con una sonrisa.
"Então, ¿vas para allá?" Señaló tras de él y yo asentí. "Ven, te los pago." Se giró en camino al puesto callejero. Sonreí brillantemente y le di las gracias con un abrazo.
Afortunadamente, pese a que fuimos el último pedido antes de que cerraran, nos permitieron sentarnos en una banca con dos pequeñas sillas de madera, acompañados por la luz que dejaron encendida afuera del puesto. Cellbit estuvo conmigo todo el tiempo, charlando de vez en cuando sobre cualquier cosa.
"No eres el único que ha tenido problemas con su amigo." Dijo, llamando mi atención. "De hecho, estoy sorprendido de que Mariana te haya mandado a comprar condones."
"¿A qué te refieres?"
"Charlie me pidió ir a comprar condones sabor fresa esta mañana." Indicó, y yo casi escupí la comida que tenía en la boca.
"No mames, wey. ¡Estoy comiendo!" Tosí un poco. "No necesitaba saber de qué sabor eran... demasiada información." Entrecerré los ojos, negando con la cabeza.
Sentí una mano en mi mejilla izquierda, por lo que abrí mis ojos casi instantáneamente. Cellbit limpió la comisura de mis labios con su pulgar.
Sentí cómo me sonrojaba desde la nariz hasta las orejas y aparté mi cara de su toque.
"¡No hagas eso, cabrón!" Reí nerviosamente. "¿No ves que me chiveo?" Lo encaré por unos segundos. Él sostenía una maldita sonrisa burlona en su rostro.
"¿'Chiveo'? O que é isso?" Preguntó inocentemente.
"¡Significa que me pongo nervioso!" Reí por el '¡Aaah!' que soltó mientras asentía.
"Fofo." Murmuró, llamando mi atención.
"¿Qué cosa?" Cuestioné.
"Você. 'Chiveado' te ves muy tierno." Dijo con total calma. Los colores regresaron a mi cara, pude sentirlo. Él volvió a reír y yo lo seguí.
Al final, le compartí un poco de mis tacos y pasamos más tiempo del necesario allí sentados, pues los dueños del lugar nos 'corrieron' de una forma amable.
Cellbit sí pagó por ellos. Se lo agradecí y, a cambio, le invité unas copas en un bar cercano a mi departamento.
Descubrimos que, al emborracharnos, ambos comenzamos a ponernos 'cariñosos'. El espacio personal había desaparecido; nuestros dedos jugaban con los del contrario y nos reíamos de cualquier cosa, por muy insignificante que fuera.
En cuanto el mareo nos empezaba a consumir, decidimos irnos. Pidió un auto y, cuando llegó, nos despedimos con un abrazo y un beso en la mejilla.
A la mañana siguiente, a pesar del inmenso dolor de cabeza que sentía, recordé lo mejor que pude los sucesos de la noche anterior.
Sonreí con cariño.
No tardó mucho en que la vergüenza me azotara. La única persona con la que se me ocurrió hablar sobre ello fue con mi vecino: Mariana; sin embargo, cuando toqué su puerta, quien salió a abrirme fue Charlie, en boxers.
Agradecí el bendito sueño pesado y que las paredes fueran lo suficientemente gruesas.
Cellbit me mandó unos buenos días por texto como siempre, por lo que, a los pocos minutos, llegué a la conclusión de que quizás no debería darle tanta importancia como había imaginado. No fue un beso en los labios ni segundo-intencionado.
Suspiré tranquilo.
Aún tenía a mi preciado nuevo amigo, y no deseaba cambiar nada.
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Personajes secundarios || Guapoduo
FanfictionEllos son los amigos de los protagonistas. Los espectadores principales. Los personajes secundarios. Siempre están para lo que ellos necesiten, incluso en los malos momentos, incluso si ello no es su obligación. Pero no se quejan, después de todo...