Destino Destrozado

Capítulo 17 - Un Mundo alreves

"¡Ja, ja! ¡Toma ESO!" Un chico de cabello rubio ceniza puntiagudo gritó mientras estaba de pie en el sofá, balanceando un pie en el reposabrazos mientras el otro estaba plantado en un cojín. Sus agudos ojos rojos estaban muy abiertos por la emoción mientras presionaba su controlador, desatando una ráfaga de combos sobre su oponente. En unos pocos segundos, el HP del otro jugador bajó a cero y el partido terminó.

"¡JA! ¡TE GANÉ! ¡Hombre, apestas, papá!" Se regodeó, sonriendo salvajemente a su padre con gafas, quien parecía nervioso y bastante abrumado, claramente derrotado en más de un sentido.

"Ah, ya me tienes, Katsuki. Sólo has jugado a este juego durante unos días, pero eres prácticamente un profesional. No tengo ninguna posibilidad".

"¡Eso es porque soy el mejor!" Katsuki Bakugou, de diez años, apretó el puño y su sonrisa se hizo aún más amplia. En su mano libre soltó pequeñas explosiones de emoción. "¡SOY EL REY DE LA EXPLOSIÓN!"

"Ya veremos sobre eso. ¿Qué tal si me dejas intentarlo? ¿O tienes miedo de perder?" Su mamá lo desafió mientras entraba a la habitación. La puntiaguda mujer de cabello rubio ceniza colocó una mano en su cadera, señalando: "Y levántate del sofá, no me importa si eres el rey del mundo. En esta casa todos se sientan en los muebles".

"¡Como si! ¡De ninguna manera puedes vencerme! ¡Y NO!"

"¿Oh?" Su mamá preguntó mirando, apareciendo una sonrisa. No pasó nada durante unos momentos, aunque para cualquiera que lo viera se sintió como un enfrentamiento del viejo oeste, en el que ninguno de los bandos se movía pero esperaba una oportunidad de atacar primero.

De repente, Mitsuki Bakugou saltó hacia adelante, agarrando a su hijo por la oreja mientras agarraba su control. Katsuki dejó escapar sonidos de protesta, luchando por alejarse mientras la agarraba con su mano libre, tirando del brazo que sostenía su oreja.

"¡Discúlpate con tu hermosa madre! ¡Yo te traje a este mundo y puedo sacarte!"

"¡Nunca, bruja!"

"¿Qué es eso? ¿¡Es algo que le dices a tu dulce y considerada madre que celebró una fiesta de cumpleaños para su querido hijo!?" Exigió, mirando fijamente mientras una vena palpitaba en su frente, coincidiendo con la de su hijo mientras le pellizcaba la oreja. "¡Tal vez mi dulce bebé fue cambiado al nacer por este mocoso ruidoso y malhablado! ¡O los extraterrestres experimentaron en tu cerebro cuando apareció tu Quirk!"

"¡Uf, lo desearías!" Él se alejó de su rostro, negándose a entregarle el control mientras su padre observaba a los dos impotente, sabiendo por experiencia que interponerse entre ellos terminaría peor para él.

"¿Quién te regaló esto por tu cumpleaños? ¿Izu-kun?" Preguntó Masaru Bakugou, tratando de desviar la atención de su hijo mientras sostenía el videojuego en cuestión.

"¡Uf! ¡No! ¡Como si ese tonto fuera a darme algo tan bueno!" Miró hacia un lado, sabiendo que de hecho el regalo había sido de Izuku Midoriya, el estúpido Deku. Se había propuesto no abrirlo en la fiesta, escondiéndolo después de decirle al otro chico de antemano que no lo quería allí, que su mamá lo había invitado; el nerd había venido de todos modos, luciendo nervioso pero esperanzado... Katsuki había aclarado eso antes en el patio de recreo.

"No seas grosero, Katsuki. Juro que no tengo idea de qué lado de la familia sacas esa grosería. Qué boca tan inteligente." Ella le dio otro pellizco en la oreja, lo que le hizo gruñir y mirarlo, negándose a darle satisfacción.

"Mejor que ser un idiota." Murmuró en voz baja, lo que le valió un golpe en la espalda antes de ser liberado, alejándose de su madre.

"No lo entiendo. Izu-kun es un niño tan dulce. Eran tan buenos amigos cuando estaban juntos en preescolar... luego su Quirk se desarrolló junto con esa personalidad". Mitsuki suspiró, frotándose las sienes con una mano. "Es una pena que no tenga Quirk, pero su amabilidad lo compensa. Realmente deberías valorar a alguien tan leal como él, es muy raro encontrarlo como un verdadero amigo".