Dentro de la penumbra de la noche, un chico de cabello café camina despreocupado. Su cesta, donde guardaba el carbón que vendió en el pueblo, había quedado vacía. Parece haber sido una buena venta por el día de hoy.
"Hoy pude vender todo, esto es genial. Con lo que gané hoy podré comprarle ropa nueva a mi mamá y a mi hermano," pensó el chico mientras caminaba hacia su hogar. La fría noche comenzaba a pesarle en los pies, y lo que más quería era llegar a descansar. Su mente ya estaba satisfecha por el duro trabajo del día.
De repente, un extraño ruido rompió el silencio que reinaba en la zona. Sonaba como un animal hurgando en la basura de una casa.
El chico, extrañado, se acerca curioso al epicentro del sonido. Para su sorpresa, lo que provocaba ese ruido no era un animal, sino una persona que hurgaba en la basura en busca de algo.
El chico, perplejo, se queda observando. La persona tenía el pelo desordenado y llevaba un kimono rojo. Al observar con más atención, se dio cuenta de que era una pequeña chica por la forma de su espalda.
Aquella chica sacó un cuervo muerto de la basura. Lo tomó con sus dos palmas y lo admiró por un segundo, para luego devorarlo con ferocidad. Las plumas, mezcladas con la sangre, volaban y se pegaban a sus mejillas mientras ella arrancaba bocados del ave.
Horrorizado, el chico decidió que lo mejor sería irse de allí sin ser detectado. Al darse la vuelta, chocó con una figura imponente, cayendo al piso por el shock del impacto.
—¿Y tú qué haces aquí despierto a esta hora, mocoso? ¿No sabes que a esta hora salen demonios? —dijo el tipo lleno de cicatrices por todo el cuerpo.
El tipo que apareció repentinamente no era más que el pilar del viento, Sanemi. Este miraba al chico con sus ojos inyectados en sangre, lo que le daba un aura inquietante.
—L... lo siento, ¿usted es un pilar, no es así? Dígame, ¿esa cosa de ahí es lo que creo que es? —exclamó el chico con miedo en su mirada, apuntando a la chica.
—Quédate atrás y no me estorbes —dijo Sanemi, sosteniendo su katana lista para ser desenvainada.
La chica demonio se percató de la presencia del cazador, dándole una terrorífica mirada. Sus ojos eran color sangre y toda su boca estaba manchada de las partes y órganos del ave. Sus venas comenzaron a saltar de su cabeza y sus colmillos se hicieron visibles. Sin dudarlo, gruñó en señal de advertencia.
Sanemi rápidamente adoptó su postura, preparado para atacar.
Una pequeña tensión se sintió en el aire hasta que ambos decidieron embestir con todo. La demonio usó sus afiladas garras y Sanemi su respiración de viento.
De repente, la chica cambió su trayectoria hacia el chico, tomando a Sanemi por sorpresa.
El chico fue alcanzado por la demonio, quien se lo llevó a una velocidad impresionante, lejos del pilar. Este, resignado a morir, intentó apartarla de él, pero sorprendentemente la demonio lo tomó de la camisa. Entre gruñidos, intentó articular palabras.
El chico, confundido, no sabía qué estaba pasando.
"¿Por qué no intenta devorarme? Está... tratando de decirme algo," pensó, aún aterrado.
La demonio, con esfuerzo, logró articular una sola frase antes de que fuera decapitada por un rápido corte de Sanemi.
—T... tienes que irte de... a... aquí... el... es peligroso.
Confuso, la sangre del demonio cayó en su cara. Donde antes estaba la demonio, ahora se veía la figura de Sanemi, con una mirada de furia en su rostro.
—Esa maldita boca suelta arruinó mi factor sorpresa. Sabía que sería un problema —dijo Sanemi, limpiando la sangre que quedó en la katana con un rápido movimiento de brazos.
—¿A... a qué se refería esa demonio? —murmuró el chico mirando el cuerpo decapitado de la chica.
—Bueno, qué más da. Al fin y al cabo, ya está muerta —dijo Sanemi, acercándose al muchacho. —Oye, sabes que... ese demonio no fue suficiente para mí. Necesito desahogarme más —exclamó, colocando su katana en una de las manos del chico.
Repentinamente, Sanemi cortó una de las manos del chico, quien gritó de dolor. Se arrodilló mientras se agarraba la parte recién cortada, tratando de mitigar el dolor, pero este era tan intenso que no paraba de gritar.
—Bien, mocoso, ahora jugaremos tú y yo. Más te vale ser rápido —dijo Sanemi con una mirada macabra, clavando su katana en la mano recién cortada.
El chico miró al monstruo delante de él con temor. Su visión comenzó a ser borrosa por la pérdida de sangre, pero no se resignó a caer. Comenzó a correr desenfrenadamente, entre jadeos y el chorro de sangre que caía en el suelo cubierto de nieve.
—Así me gusta, eso es. Corre, ¡CORRE! Esta noche nos divertiremos tú y yo —exclamó Sanemi, comenzando a reír de manera macabra mientras caminaba relajadamente, siguiendo el rastro de sangre trazado en la nieve.
Un niño se despertó de su sueño, un poco asustado. Su madre, quien también se despertó por el repentino ruido, se acercó a él.
—¿Qué pasa, Yuri? ¿Te encuentras bien? —preguntó su mamá, un poco adormecida.
—Tuve una pesadilla —dijo el niño.
—No pasa nada, pequeño. Solo fue una pesadilla —exclamó la mamá, calmando al niño.
—Soñé que mi hermano era perseguido por un tipo malo —dijo nervioso.
Su mamá acarició su cabeza y lo volvió a acostar.
—No hay de qué preocuparse, cariño. Solo fue un sueño. Tu hermano estará aquí muy pronto. Este año es más frío que los anteriores, así que es seguro que habrá vendido todo su carbón.
En las profundidades de un callejón sombrío, una mancha de sangre se hacía presente, expandiéndose lentamente. El causante era el cuerpo de un joven. Su tórax estaba abierto y sus costillas expuestas. Sus ojos habían desaparecido, dejando dos espacios vacíos en su cabeza.
Tenía marcada una sonrisa de oreja a oreja, enseñando los dientes. Sus labios habían desaparecido, dejando ver una apariencia inquietante. De la cuenca vacía de uno de sus ojos, una pequeña gota de sangre emergía, cayendo como si fuera una lágrima por su rostro, hasta que finalmente caía en la fría nieve.
Continuará...
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El asesino de la niebla (KNY)
FanficEn un universo retorcido de kny. Los pilares no son lo que parecen, aparentan ser los salvadores, los héroes que protegen a la gente durante la noche...no pueden estar más equivocados. ¿Quienes son los verdaderos demonios que deambulan por la tierra...