Un Amigo Para Recordar

186 18 4
                                    

-¿Qué estas leyendo?

-¿Uh?

-Pregunte qué estás leyendo. ¿O estás sordo?

-E-eh e-este, ¡perdón! No escuché. ¡E-estoy leyendo un l-libro sobre Tipos de demonios!

-¿Tipos de demonios? ¡¿Qué se supone que significa eso?! ¡Eres un bicho raro!

-¡Aiki! ¡Ven a ver este bicho raro!

-N-no es raro...

-¿Qué dijiste?

-Yo.. Uh.. Mmp... No es r-raro, ¡de verdad! ¡Es m-muy interesante!

-Nori, ¿qué haces con él? Mamá dijo que no nos acercaramos a él.

-¡Lo sé! ¡Pero mamá no está aquí! ¿Por qué no hacemos algo mucho más divertido?

-¿Q-qué p-planean hacer?

-Callate bicho raro, estamos hablando.

-¿Qué tienes en mente Nori?

-Ya lo veras Aiki, solo sígueme la corriente.

-E-espera... ¡Mi libro!

-Ugh, ¿qué le ves lo interesante a esto? ¡Es raro y espeluznante! ¡No eres normal!

-¿Q-qué dices? Por favor, dame mi libro...

-¡Te dije que te callara!

-Aiki, sujetalo del otro brazo, yo lo haré del otro, ya verás que haremos.

-¡De acuerdo! Jajaja, ¡aparte de raro, eres un debilucho!

-Mi l-libro... ¡Espera! ¡S-sueltame, p-por favor!

-Mira, allá hay una fuente, ¡hay que tirarlo ahí!

-E-espera, ¡¿qué? ¡N-no, por f-favor!

Mi mamá me encargó unos alimentos que le faltaban, así que fui a la tienda más cercana a conseguirlos, pero en eso me percató que algo muy extraño está sucediendo en el parque que a simple vista pudiera parecer que están jugando aquellos niños, pero no es el caso, solo están lastimando aquel niño de cabello negro. No es como si me importara, pero papá me dijo que debo de ayudar a los demás cuando lo necesiten, así que me dispuse a ayudarlo.

Al pobre niño lo lanzaron a la fuente, mientras que los otros dos niños pisoteaban un libro que me imagino que debe ser de él, pero eso no me importa ahora y me dispongo en ayudar al niño que está teniendo dificultades para salir de la fuente. Es un alivio que esos dos niños estén muy ocupados pisoteando aquel libro como para percatarse de mi presencia, porque así me facilita ayudar al niño de cabello negro.

-¿Estás bien? Decia Ayato mientras ayudaba al pobre niño a salir de la fuente.

-N-no... T-todo me duele... Y c-creo que me dará un r-resfriado... Decia mientras sollozaba.

-Descuida, dejame ayudarte. Yo... No sé cómo consolar a alguien.

Le da un abrazo

-¿P-por qué me abrazas? Si solo soy un desconocido... No deberías tomarte tantas molestias. Ni siquiera s-sé tu n-nombre... Murmuraba mientras sus mejillitas se tornaban en un rosa claro.

-Disculpa, fui muy grosero, mi nombre es Ayato Aishi. ¿Cuál es el tuyo?

-M-mi n-nombre es...

-¡Oye tú! ¡¿Qué haces con ese bicho raro?!

-Ayudandolo.

-¡No seas tonto! ¡Personas como él merecen cosas malas!

-No puedes sentenciar a nadie.

Para Sentirse Completo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora