Capítulo #7
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De repente me sentí consciente, pero no abrí los ojos al instante. Sólo hasta que una gota fría de lluvia golpeara suave mi rostro, y otras más por todo mi cuerpo consecutivamente. Entonces mis dos óvulos oculares se abrieron de golpe con impresión.
Estaba boca arriba, y el escenario que captaron mis ojos turbados me dejó con el desconcierto más grande de toda mi vida estampado en el rostro.
Los árboles... No tenían nieve.
El cielo, estaba nublado de densas nubes furiosas listas para desprender toda aquella agua acumulada.
¿Qué estaba sucediendo?
Mi corazoncito de pollito no pudo aguantar, y comenzó a golpear con miedo mi pecho, mientras mi sistema estallaba en nervios, y mi mente comenzaba a abrumarse, llenando de pensamientos y preguntas que no tenían respuestas.
Pasaron no menos de dos minutos, y ya millones de gotas gruesas de agua estaban golpeando todo a mi alrededor, y a mí. Justo cuando una de ellas dió extrañamente en mi ojo derecho, gruñí haciendo una mueca de dolor, y ya menos en shock, decidí ponerme al menos sentada sobre...
—¿Tierra? —murmuré estupefacta, y aun con mi mano derecha en el ojo golpeado por la gota de lluvia, me arrastré con dificultad debajo de unos arbustos de ojas grandes, anchas, y alargadas.
¿Qué especie eran?, ni idea. Solo quería procesar más lento las cosas, porque todo quería abarrotarme de raros y anormales sucesos.
Cuando tuve la oportunidad de parpadear después de mirar perdida y abrumada la lluvia caer, mientras el sonido turbulento llenaba mis oídos, tragué en seco, y por inercia, miré mis ropas.
El aire se esfumó de mis pulmones ante lo que vi; pues mis ropas no eran las mismas que traía cuando salí del Don Freddy's Chocolate.
—Por favor... —exhalé, de repente sintiéndome más abrumada que antes, y mis dientes comenzaron a chocar entre ellos, pero por el agua que entraba poco a poco entre las hojas sobre mi cabeza, entonces abracé mis piernas—, si alguien puede decirme qué está pasando... —murmuré shockeada—, que lo haga rápido.
Todo era verdoso, y las plantas que portaban el color eran tan extrañas que no sabía ni cómo clasificarlas. No era como si supiera, pero en esos momentos uno sólo necesita ubicarse.
Tragué de nuevo consternada.
~❄️❄️~
Parpadeaba mesuradamente, mientras el sonido relajante de las pocas gotas que quedaban sobre las hojas se rodaban y caían sobre otras o simplemente sobre el suelo, o sobre mi.
No me encontraba mejor. Todo lo contrario. Me sentía más impotente por no saber el porqué de lo que pasaba a mi alrededor.
«¿Por qué no hay nieve?, ¿Por qué no tengo mis ropas para el frío y sólo un tipo de jeans holgado, con una blusa blanca mangas largas igual, un corset por fuera como de cuero, y unas botas cortas negras?, ¿Por qué estoy sola?, ¿Dónde están los demás?, ¿Quién me secuestró, o está alterando mi realidad?. ¿¡Alguien me puede decir qué rayos sucede!?». Mis puños se hicieron casi instantáneamente cuando la última voz gritó en enojo y angustia, y un gruñido de desesperación y temor abandonó mi garganta. Mi expresión se endureció.
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𝐋𝐀𝐂𝐎́𝐍𝐈𝐂𝐎 © [#1] | [EN PAUSA]
AventureCuenta la leyenda que la pareja perfecta es el chico de 1.90 más la chica de 1.51. ¿Qué sucedería si el malhumorado pie grande del grupo está interesado en la monion? ¿Qué ocurriría si estos dos se llegan a enamorar? ¿En menos de una semana puede ap...