Be Yourself (Río 2) [Blue x Oc]

[2] Inconmensurable.

«Inconmensurable: Enorme, que por su gran magnitud no puede medirse»

—¿perdona? Canibalismo suena muy exagerado, tal vez podría ser otra cosa—

Blu creía que no había escuchado con claridad. Perfectamente aquella pelea que tanta atención le traía a Eduardo podría deberse a una invasión de territorio o incluso una pelea por una presa. Se acordaba de lo mucho que Bia hablaba de ese tipo de aves depredadoras que aparecían en sus libros. Ahora mismo, Blu solo podía pensar en lo que le asustaba estar ahí.

—Es lo que dije— habló Eduardo, sin quitar la vista a las aves —Esa águila enorme es una devora águilas. No están peleando por territorio, el águila mas pequeña está luchando por su vida—

Y no se equivocaba. Los ojos de Blu se clavaron en las dos rapaces como si fueran agujas en la tela, viendo como el águila más grande abría sus alas y asestaba el picotazo final a la más pequeña.

El cuerpo ahora sin vida de la víctima seguía enganchado a las patas del depredador, quien parecía estar atento a todas partes como si supiera que alguien le observaba.

—Tenemos que irnos—

Las palabras de Eduardo probablemente fueron lo que provocó que esas canicas tan rojas como la sangre se clavaran en ellos. Blu pudo sentir como a pesar de la distancia ese águila los observaba y algo en su interior le ordenó que no se moviera, pero Eduardo aún así lo empujó y acabaron por echar el vuelo tan rápido como podían.

—

En el santuario, Blu se posó en una rama tan pronto como pudo. Estaba agotado y juraba que necesitaba un ventolin después de eso. Eduardo no le echó importancia alguna cuándo fue directamente a informar a Roberto y al resto de los integrantes de las patrullas.

Perla logró ver a Blu cuándo Roberto se alejó y se acercó a él tras ver su agotamiento.

—Vaya, parece que papá y tu os habéis divertido cariño— sonrió con dulzura —¿Donde habéis estado? Tengo entendido que os fuisteis al límite norte—

Blu aún seguía recobrando fuerzas. No lo podían juzgar, no estaba acostumbrado a volar largas distancia a esa gran velocidad.

—Si, estuvimos en el límite del territorio. Eduardo quería enseñarme lo que era ser perseguido por un depredador, y vaya que lo consiguió— ya recobrando el aliento se levantó y sonrió con nerviosismo a Perla, no sabiendo si debía contar lo que habían visto.

—Me alegro que papá y tú os estéis llevando bien. Tenía mucho miedo de que no le gustaras pero veo que me equivocaba— obviamente no sabía que sí se equivocaba, pero no de la manera que pensaba —Además, a largo plazo será de gran ayuda—

—¿Largo plazo? No creo Perla, solo estaremos aquí unos días más—

—En cuanto a eso Blu, debo contarte una cosa—