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Al fin era jueves, eso quería decir que faltaba un día para el viernes y pronto el tan anhelado fin de semana. Hitori se encontraba un poco más feliz, de alguna forma. Últimamente sentía que tenía una ventaja sobre la pelirroja, y era molestarla.

Seguía sin comprender por qué la pelirroja terminaba rabiando, pero cada vez que Hitori le hablaba a una chica o era muy coqueta con un chico, Ikuyo la miraba como si fuera a jalarla del cabello. (NECESITO A ALGUIEN ASÍ, DIOS)

Hoy en la mañana, en el laboratorio de biología, había sido alucinante pero no del todo, ya que terminó con un encéfalo de vaca en su cabello.

Ella tenía como compañera de mesa a Umi, una chica linda de su clase. Nunca habían hablado mucho pero hoy decidió ser muy encantadora con ella y, extrañamente, la chica le habló de una forma muy animada. Aún recuerda cuando dijo un comentario sobre sus ojos y la chica se sonrojó. Hitori se felicitaba interiormente, no sabía que tuviera algún talento para coquetear y menos con las chicas. (Ojalá yo).

Miró divertida como toda la clase Ikuyo cortaba el encéfalo prácticamente clavando el cuchillo en la tabla mientras observaba a Umi, luego la fulminó con la mirada a ella y Hitori prefirió mantenerse alejada. Había sido el colmo cuando Umi, con más confianza, había dejado un beso en la comisura de los labios de Hitori, al despedirse. Antes de que pudieran hacer algo, Hitori sintió un objeto pegajoso en su cabello. Era un tentáculo de el animal que acababan de disecar y Umi también tenía varios pedazos.

Ikuyo estaba riendo con sus amigas e hizo una cara de'Yo no fui'  tan falsa, que por esa razón Hitori no le dijo sus cinco palabras. Pero igual seguía feliz, porque al salir a limpiarse cuando volvió se encontró con que Umi estaba hablando con una amiga suya a lo lejos y ahora Ikuyo debía ser quien ayudara a la chica pelirrosa.

Le pareció perfecto, duró una hora entera escuchando los insultos de la pelirroja cuando ella se equivocaba y también viendo como rodaba sus ojos, sus hermosos ojos. El problema era, que después de salir de aquella burbuja, cayó en cuenta de todo. ¿Qué coño estaba haciendo? No intentaba llamar la atención de ella (claro, y yo soy Shakespeare), sólo le gustaba fastidiar a Ikuyo porque era una perra con sus amigas. Sí, sí, esa debía ser la razón, o eso se dijo mientras iba al salón. Para su sorpresa, no encontró a ninguna de sus amigas. ¿Dónde podrían estar?

Intentó ir por los pasillos buscándolas, decidió ir a ver al campo de fútbol. Las tres estaban allí, observando a los chicos entrenar y todos, incluso Yoshio, lucían muy bien con el uniforme azul y el casco. NIjika comía unas papas de su bolsa mientras sus piernas estaban estiradas hacia adelante, Yoyoko y Hiroi charlaban distraídamente de cosas triviales.

- No sabía que iban a estar aquí - dijo sentándose junto a Hiroi y observándolas.

- Claro, se supone que hoy dan los resultados. Todas debemos estar aquí y ustedes, que son mis fieles amigas, también - dijo la pelimagenta, encogiendo los hombros. Después se acercó un poco más, susurrando - Además, creo que tengo un flechazo por el defensa.

Se refería al chico de cabello castaño con mechas celestes y ojos café, ese era Loid. Hitori lo recordaba ya que fue él quien una vez el año pasado le tomó una foto cuando estaba bañada en pintura, obviamente por una broma de Ikuyo.

- ¿Topaz? Es un idiota - afirmó, y la chica hizo una mueca.

- Tú también te fijas en la pelirroja idiota y no te digo nada. Gustos son gustos, querida - dijo cruzándose de brazos y mirando divertida a su amiga, quien tenía un rubor delatándola en las mejillas.

- Yo no me he fijado en nadie - rebatió Hitori, muy a la defensiva y Yoyoko se rio en su cara.

- Oh para nada: Chica-babeo-por-la-pelirroja-en-uniforme, lo dejaste bien claro - robó una papa de la bolsa de Nijika y esta se quejó.

Rivales (BoKita)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora