Inardenas - Capítulo 2

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Con un paso decidido, los amigos salieron de la cafetería y se dirigieron hacia la academia con cierta prisa. El tiempo había pasado rápido y sabían que necesitaban llegar a tiempo para preparar el bolso de Mark.

A medida que caminaban por las calles, compartían algunos comentarios sobre el clima y las posibles vistas que podrían encontrar durante la caminata. A pesar de la prisa, disfrutaban del aire fresco de la mañana y de la emoción que les producía la perspectiva de aventurarse en la naturaleza. El camino hacia la academia estaba relativamente tranquilo, con solo el sonido de sus pasos y el murmullo de la ciudad que los rodeaba. A pesar de la prisa, ambos encontraron un momento para disfrutar del paisaje urbano mientras se dirigían hacia su destino.

Después de una caminata apresurada pero tranquila, llegaron a la academia. Al acercarse a la entrada principal, saludaron amablemente al portero, quien les devolvió el saludo con una sonrisa.

—Hola, buenos días —saludó Mark, con cortesía.

—Buenos días, —respondió el portero con amabilidad—. ¿Van a participar en la caminata de hoy?

—Sí, exactamente —confirmó, asintiendo con entusiasmo.

—Esperamos que sea una experiencia interesante. —añadió Oswin.

—Esperamos que sea mejor que la anterior, vamos, Mark. —ordenó caminando hacia las escaleras de nuevo.

Algo apresurados, ascendieron las escaleras hacia los dormitorios. Al llegar al piso correspondiente, se dirigieron hacia el dormitorio que compartían, ya que se acomodaban en parejas.

Mark abrió la puerta de su habitación y entraron en un espacio desordenado pero acogedor, era hasta casi cómico como el orden se interrumpía bruscamente a la mitad del cuarto, parecía asustado de salir del lado perfectamente prolijo de Oswin.

Él se dirigió hacia su armario y comenzó a seleccionar los elementos que necesitaría para la caminata mientras su amigo observaba.

"Mira, aquí está mi bolso", dijo Mark, sacándolo del armario y colocándolo sobre su cama. Comenzó a colocar en él la botella de agua, protector solar, una cuerda, tijeras, vendajes, fósforos, una pelota, un par de guantes, una linterna y demás objetos aleatorios. Oswin seguía con la mirada todos los artilugios que iba a llevar, observando cada cosa mágicamente entrar en el bolso, una detrás de otra.

—Parece que te vas a vivir a la montaña, Mark. Todas esas cosas no son necesarias —comentó con una sonrisa.

Mark terminó de preparar su bolso y lo ajustó cómodamente sobre sus hombros. "Tengo solamente lo que necesito. ¡Vamos, que no queremos llegar tarde!", exclamó con entusiasmo mientras salían de la habitación y se dirigían de nuevo hacia el punto de encuentro para unirse al grupo de la caminata.

Con el bullicio de la preparación aún fresco en sus mentes, se apresuraron por los pasillos hacia el punto de encuentro para la caminata. A medida que avanzaban, podían escuchar los murmullos de emoción de otros estudiantes que también se dirigían hacia el mismo lugar. El sol comenzaba a elevarse en el cielo, enviando rayos de luz dorada a través de las ventanas de la academia y llenando los pasillos con una cálida luminosidad.

Finalmente, llegaron al punto de encuentro en el patio trasero, donde ya se había congregado un grupo de estudiantes y profesores. El líder del grupo daba instrucciones sobre el itinerario y las precauciones a seguir durante la caminata. Ambos se unieron al grupo, listos para disfrutar de un día de caminata. En ese instante, apareció Magnolia con su característica cámara de fotos colgando de su cuello.

—¡Chicos, aquí estaban! —dijo, atrapándolos a ambos en un cálido abrazo.

Mark correspondió envolviendo uno de sus brazos alrededor de ella, mientras Oswin se mantuvo rígido, como si estuviera petrificado, esperando que se despegara de ellos. Magnolia, ajena al leve desagrado de uno de sus amigos, se separó del abrazo con una sonrisa radiante y miró a sus amigos con entusiasmo.

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⏰ Última actualización: Jun 13 ⏰

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