Nací en un mundo lleno de muerte y dolor causado por la guerra que enfrentaba el mundo en ese tiempo, mi padre siendo uno de los mejores soldados que existió vivió esa guerra a flor de piel, por desgracia toda esa muerte lo alcanzó.
Tras ésa tragedia mi manera de ver la vida cambió radicalmente y me propuse a acabar ésa guerra, siendo un prodigio como soldado conseguí entrar en filas a una corta edad, destacando y subiendo de rango con gran facilidad, me volví una persona inexpresiva, fría y distante, que solo acataba las órdenes dadas, a causa de esto perdí muchos compañeros en combates... perdí a mis amigos. A pesar de mis constantes errores el destino me sonrió dejando a mi lado a mi sensei y su adorable esposa, que tiempo después me dieron a la luz de mi vida, su adorable hijo Naruto.
Naruto al llegar a la vida, extinguió la de kushina, eso solo hizo que me apegará más a él, kushina le hizo prometer a minato que lo protegería y amaría, eso fue exactamente lo que hicimos o al menos lo que yo hice los primeros 12 años.
Minato se convirtió en un padre, estricto, sobreprotector y exigente, pero bajo toda esa fachada de padre ejemplar, estaba un minato amoroso, consentidor y comprensivo.
Yo preferí hacer un papel de hermano mayor, trataba de estar lo más presente posible, la guerra que antes fue todo para mí quedó en el olvido tras observa esos pequeños ojos azules, que hacían juego con sus mechones dorados y las adorables marquitas de sus mejillas.
Al cumplir Naruto los 5 años la guerra al fin había cesado, yo estaba aún en la juventud de mis 19 años, tenía todo lo que un joven a esa edad deseaba, poder y dinero, pero para mí todo eso estaba sobre valorado, yo prefería hacer otro tipo cosas...
- Te dije que no fueras tan rápido.
- Le regaño mientras mi palma impacto contra su trasero.
- ¡Ah! Ni-san lento no es divertido. Exclama el rubio haciendo un adorable puchero.
- Lento evitamos que te duela el tracero en la noche. - Dije soltando una pequeña risa.
- Puedes hacerlo con más fuerza, jya no soy un niño! - Sabía perfectamente que esas palabras son falsas pero no puedo subestimar a mi pequeño.
Con una sonrisa en mis labios me acerco a su oído con toda la intención de provocarlo.
Si estás tan seguro de eso siéntate de nuevo, pero cuando no me detenga no quiero lágrimas, ¿Ok? - Una sonrisa traviesa se dibujo en los labios del pequeño niño.
El rubio suspiro profundamente, probablemente tomando valor, con su mirada entendí que me pedía ayuda, así que me posicioné detrás de él y lo tomé por la cintura para sentarlo en aquel columpió que minato había colocado en el árbol del patio tracero. Luego de asegurarme que no se iba a caer me alejó y le preguntó:
- ¿Estás listo? - la verdad quería saber cuánto soportaba la sensación de vértigo que da ir tan rápido en estás cosas.
- ¡Listo ni -san! - Grita mi pequeño zorro y con más fuerza de lo habitual empujé su espalda, haciendo que se meciera con velocidad.
Así duramos un rato hasta que llegó un punto dónde no quería elevarlo más por miedo a qué cayera, llegado ese momento me separé un poco para observar su rostro, sus ojitos estabas cerrados con fuerza y tenía sus mejillas sonrojadas, pero la sonrisa que tenía en esos tiernos labios era única.
Así eran mis tardes con mi pequeño zorrito, de columpios y pelotas podríamos pasar a hacer agentes secretos, podíamos ir a
la luna y volver, podría pedirme cualquier cosa y yo lo haría con tal de que ese pequeño niño sonriera.Pasaron los años y yo no puede evitar estar más involucrado en la vida de Naruto que en la mía propia, al ser minato un padre ausenté pasaba más tiempo en su casa que en la mía y eso no me molestaba en absoluto.
ESTÁS LEYENDO
El invierno más frío sin ti (Kakanaru)
De TodoKakashi Hatake al haber estado 12 años en la vida de Naruto decide que es hora de empezar a hacer su propia vida, dejando a Naruto con el corazón destrozado y muchas promesas rotas; inicia así su Nueva vida. Totalmente desaparecido de la vida del ru...