Esteban Lombardo
9:00 am
Caminó por el lobby sin ninguna preocupación. Llevaba un traje oscuro de diseñador, cuidadosamente entallado a sus medidas exactas. Como hacía cada mañana, subió en el ascensor y fue recibido por Celia, su asistente, quien le enumeró las reuniones y pendientes del día.
Le gustaba pensar en Lom-Ent como una maquinaria bien aceitada, precisa. No tenía tiempo que perder en cosas que no agregaran valor a la empresa o ceros a sus cuentas bancarias.
– ... a las dos tiene la revisión del vestuario del show del centro histórico.
– ¿No se puede encargar Florencia de eso? – le preguntó, exasperado. – Para algo es la directora de imagen.
– Es que la señorita Paula solicitó su presencia... – replicó la chica, con algo de vergüenza.
Paula Ferrer, su novia. Esteban se masajeó las sienes y respiró profundo. Su relación actual no era diferente a otras que tuvo en el pasado, solo que la rubia de turno era mucho más sagaz que las anteriores. Se había aliado a su empresa y ahora era casi imposible deshacerse de ella.
Normalmente cambiaba de pareja cada cierto tiempo... Cada año, o cada mes, más bien. Paula, una diseñadora emergente que buscaba hacerse nombre en la industria del espectáculo, era la última en su lista de conquistas.
A través de los años, una letanía de rubias hermosas con pocas curvas y piernas largas y esbeltas eran su constante compañía. Les era sincero desde el inicio, aclarándoles que solo buscaba tener algo pasajero y ellas aceptaban encantadas. Todas se hacían las chicas cool en su presencia, fingiendo que solo querían divertirse y nada más. Pero al final siempre esperaban que formalizara la relación, que les pidiera matrimonio y así poder agregar el sufijo "de Lombardo" a su nombre.
Cuando mostraban interés en un compromiso más allá del que habían convenido, Esteban les enviaba una joya cara y terminaba la relación con una tarjeta clara y concisa. Detestaba las despedidas y más aún cuando hacían drama. Lo evitaba a toda costa.
– Si prefiere, le puedo decir a la señorita que no estará disponible...
El empresario iba a responder cuando su teléfono móvil volvió a sonar y el nombre de Paula apareció en pantalla. Por tercera vez aquel día, pensó que la fecha de caducidad de ese noviazgo ya estaba cercana.
– No te preocupes, Celia, yo me encargo. Gracias. – tomó asiento frente a su escritorio y le hizo un gesto con la mano para que lo dejara solo.
– Hola, mi amor. – escuchó la voz acaramelada de la rubia al tomar la llamada. – Si vas a venir a ver los vestuarios a mi estudio, ¿cierto? Me urge que veas los diseños, están perfectos.
– Paula, sabes que tengo muchos pendientes...
– Por favor, mi amor.
Esteban no habló, respirando profundamente. No le apetecía discutir con ella. Sabía cómo se ponía cuando le negaba algo.
– ¿Mi amor? ¿Qué tal si almorzamos juntos y de paso te muestro los diseños? Así no perderás tanto tiempo.
El empresario se dijo que no valía la pena resistirse si al final ella siempre obtenía lo que quería.
– Está bien, pero que sea rápido.
– Te lo prometo. – respondió ella en ese tono que había aprendido a reconocer como el "haré lo que me da la gana y no podrás hacer nada al respecto".
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La Venganza
RomanceMarcia Cisneros y Esteban Lombardo eran un par de adolescentes enamorados cuando el papá de ella los obligó a separarse por el origen humilde del muchacho. Marcia fue enviada a España, donde estudió y se convirtió en una abogada de renombre y una he...