Fuertes declaraciones de un corazón vacío

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Salió incontrolable del bañario, no creyendo lo que había dicho. Perplejo de la situación, se cuestionaba tal acción ya que, de verdad no era lo que alguien como él dijera tan a la ligera.

Sentía su corazón latir con mucha intensidad, y las mejillas quemaban al rojo de una caldera hirviendo. Dedujo que eso ya no era normal debido a que los residuos de agua que quedaron en su cuerpo: comenzaron a evaporarse.

«venga hombre, calmate» palmeaba sus cachetes, asimilando la situación, intentando controlarse, pero todo aquello fue en vano al escuchar aquella voz que posiblemente: sería el insomnio en su noche.

-Shinazugawa san?

No quiso girar, no quiso verla. Toda clase de pensamiento contrario a sus morales como hombre llegarían al límite si la miraba, y aquello era algo que debía evitar si en verdad no quería tener sentimientos por ella, pero debía actuar caballeroso, así que volteó y como si fuera camara lenta: la luminiscencia de Nezuko intensificaba lo hermosa que era, así que solo se quedó quieto... Sin palabras que decir.

-Buenas noches, Sanemi san. -le sonreía la chica. -Hoy el sol estuvo muy resplandeciente.

-Tú eres resplandeciente... -susurró muy bajo.

-¿Ah? -miró Nezuko. -¿Dijo algo, Sanemi san?

El pelo blanco carraspeo.

-No. -dijo tibio. -¿Qué haces despierta a esta hora? —cambió de tema.

Quería sonar intimidante como siempre, pero tampoco quería asustar a la chica: así que intentó ser casual.

-Es Temprano, Sanemi san... -sonrió colocando su mano en la mejilla, entonces se sonrojo y apartó la mirada. -Veo que acaba de salir del baño, discúlpeme por favor, yo solo iba a ver si mi hermano ya había terminado.

Al pelo blanco no le importaba, en realidad le daba un poco lo mismo si lo veía en bata.

-amm, seee. -a quien engañaba con contestar indiferente, se sentía muy nervioso. -señorita Kamado... -le habló: provocando un sonrojo mucho más pronunciado en ella. -¿Se van mañana?

Nezuko asintió como siempre alegre.

-Disculpa si no respondo las cartas de tu hermano...

-Ah, no importa, la verdad mi onii chan está muy agradecido de que usted se encuentra bien, hemos recibido los tes que nos envía y los dulces también...

La chica se pico hablando que al verlos parecieran como el típico par de amigos extrovertido e introvertido.

Sanemi solo la contemplaba, ni siquiera prestaba atención a lo que decía, solo en la forma en la que gesticulaba cada efecto, cada parloteo y lo demencialmente bella que lucía a la luz de una luna menguante.

Ya no habían remembranzas o alguna fantasía idealizada de ella a su lado, no, ahora solo era su disociación a punto de jugarle una de sus mejores jugadas. Esta vez ya su razocinio y en parte: orgullo que le acompañaran, no. Esta vez era su corazón a punto de hablar su idioma.

-...Aunque es verdad que a mi onii chan usted no le parece un buen sujeto o que le hace falta estabilidad emocional, ya que considera que es...

Aquel parloteo fue interrumpido por un abrazo del gigante albino.

La chica quedó sorprendida y sonrojada ya que el abrazo era uno tibio, uno que tal vez no vuelva a experimentar si no se mantenía en la vanguardia de lo que sentía con respecto al pelo blanco.

-¿Sane...mi san? -hubo un encuentro con el pecho blanco y lleno de cicatrices de Sanemi, algo que Nezuko no dudó en palpar.

«Sanemi san debió tener batallas muy duras»

Mi corazón es tuyo (Sanemi x Nezuko) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora