Ponis, jardines y adolescentes

79 8 32
                                    

02

[Ponis, jardines y adolescentes]

.

Otra petulante fiesta en la mansión Goetia, en la que el anfitrión parecía ser el único que no estaba de humor.

Blitzø, con su investigación recabada de los eventos en los que se infiltró, pensó que sería suficiente para hacer su siguiente paso.

Desafortunadamente, Blitzø no sabía cuál era ese paso. Lo averiguaría sobre la marcha (como un maldito genio haría, por supuesto, y él era uno).

En un inicio quería robar el libro mágico pero le preocupaba ser asesinado antes de escapar.

Luego modificó su plan a "investigar datos suficientes para chantajearlo en caso de que quiera asesinarme". Eso sonaba mucho mejor.

No obstante, ahora que descubrió su reacción en la fiesta anterior, tuvo una última idea. No estaba tan seguro de si funcionaría, pero como dicen por ahí, "a los culos no les hacen corrido".*

Sin más titubeos, fue con el príncipe, frente al enorme ventanal que observaba como un recluso a su libertad y aguardó a su derecha en silencio.

Stolas le dio una ojeada rápida. Siguió bebiendo. Transcurrieron los minutos en silencio, con unas cuantas miradas fugaces hacia el imp. Stolas terminó su vino y cambió la copa por otra llena.

Blitzø veía que quería hablarle, mas no se atrevía, así que pensó que tal vez podría empezar él.

—¿Por qué siempre está aquí en la ventana?

El príncipe se tensó. Pestañeó, dudó unos segundos, como si considerara inventar una mentira.

—Las conversaciones de la realeza no suelen ser de mi interés.

Blitzø no pudo disimular su duda.

—¿Qué cosas le interesan?

Stolas levantó sus cejas y volteó hacia él. Cada interacción entre ellos parecía tomar por sorpresa al príncipe. Le tomó unos instantes decidirse, luego respondió.

—Bueno, las plantas. —dijo, luego de una pausa, continuó—. La jardinería es algo que me apasiona y me relaja. También el Cosmos, las estrellas, la galaxia. Nunca deja de impresionarme. —confesó.

Su rostro había cambiado por completo: sus ojos lucían más brillantes, sus mejillas tenían un tinte rosado y una genuina sonrisa adornaba cada palabra; incluso su voz sonaba más despierta, animada. Era un ser totalmente diferente.

»Pero a ellos no les interesa nada de eso. —concluyó, en un suspiro resignado.

Blitzø pensó en una palabra que definía esto.

Aún rodeado siempre de gente, el príncipe hablaba como alguien incomprendido.

Y él supo cómo se sentía eso.

(Lo había vivido una y otra vez).

—¿Ni siquiera a su esposa? Por algo están casados, ¿no?

Tenía entendido que a pesar de ser un matrimonio arreglado, la gente hablaba muy bien de ellos y en esas fiestas había escuchado infinidad de veces lo perfectos que eran juntos.

(Eso era una gorda, gigantesca, venuda* y asquerosa mentira. Blitzø no veía más que gestos superficiales entre ellos).

Algo bueno debían tener, ¿no? Por lo menos, agradarse. Eso era lo mínimo que debía existir en una pareja.

•|| Rastros de Plumas ||•  [Stolitzø]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora