Confesarse en voz alta {ACABADA} {en edición}

Capítulo 22

Narra Malena.

La playa me da vueltas mientras estoy tumbada en la arena con la cabeza en las piernas de mi novio. Son las siete de la mañana y el panorama es desastroso. Nos hemos despertado gracias a Flinch que ha anunciado a los cuatro vientos que necesitaba vomitar y ahora está a unos metros de nosotros soltando hasta el higadillo. James gruñe cerca de mí.

– Que alguien le ponga un tapón en la boca, por favor.

Siento el cuerpo de Ryder vibrar debajo de mi. Ha intentando reírse pero ha cambiado de opinión al llevarse una mano a la cabeza. Él también tiene una resaca del copón. Rodrick y Frankie siguen completamente dormidos a nuestros pies. James le da con uno.

– Ey, parejita, os recuerdo que ahí el creador de contenido tiene que coger un vuelo a Europa.

Rodrick gruñe estirando un brazo y cuando creemos que está a punto de abrir los ojos lo deja caer encima del cuerpo de Frankie. Ella si que los ha abierto, mira con cariño al moreno a su lado. Le susurra algo al oído que hace que abra los ojos, y la mira pícaro. Se levanta de golpe agarrándole la mano.

– Venimos ahora, tengo que darme una ducha cojo un vuelo a europa en unas horas.

Ryder y yo nos reímos, James rueda los ojos. – Mira cómo le interesa el pájaro mecánico ahora.

Flinch vuelve con nosotros después de haber estado alrededor de unos veinte minutos echando todo lo que tenía dentro, se sienta con las piernas estiradas en frente nuestra. Está pálido, tiene el pelo alborotado y una cara de querer morirse flipante.

– No vuelvo a beber.

– Dijiste eso mismo la última vez. – comenta Ryder.

– Y la anterior. – continua James.

Flinch les hace burla por lo bajo mientras rueda los ojos. – Amigos para que me den por culo, muy bien.

Yo soy la siguiente en levantarme, me sacudo el culo para limpiarme las arenas pegadas en el vestido, y le ofrezco la mano a mi novio.

– ¿Nos vamos también?

James y Flinch abuchean a Ryder cuando este me agarra la mano y se levanta.

– Soldado débil.

– Dispuesto a morir por la causa. – corrobora el rubio.

En algún momento de la noche he perdido las deportivas, ahora camino descalza por la arena mientras Ryder se pregunta donde diablos se ha dejado la americana.

– Mi abuelo me va a matar.

Me río. – Mi madre también.

– Genial. Que nos entierren juntos. ¿Petunias o rosas?

Lo miro arqueando una ceja. – Rosas obviamente. ¿Qué clase de pregunta es esa?

Él asiente dándome la razón. Llegamos a la parte de atrás de mi casa, nos miramos.

– ¿Vienes estar tarde a casa? – pregunta. – Me quedan algunas cosas que empaquetar aún.

La realidad me golpea fuerte, Rodrick se va en dos horas, Ryder, Frankie y Flinch mañana. A mi aún no me han contestado, sigo pendiente. Ryder me coloca un mechón rebelde detrás de la oreja, sonríe.

– Lo digo para que vayas practicando. Luego yo no podré estar para ayudarte.

Niego con la cabeza divertida. – Explotaré a mi hermano.

Se ríe. – Está bien. Voy a darme una ducha en casa y te recojo para ir a despedir a Rodrick entonces.

– Vale. – me pongo de puntillas para darle un pico. – ¿Me dejas conducir?