Capítulo 1. Un cumpleaños inolvidable.

43 2 0
                                    

Me levanté más emocionada de lo habitual y corrí hacia el ventanal de mi habitación para ver si había ocurrido una de las cosas que más me gusta de mi cumpleaños. Tras correr las cortinas y pegar mi cara al cristal, comprobé que efectivamente ¡había nevado! Porque sí, nací en diciembre, concretamente el dos y normalmente siempre nieva, por eso se ha convertido en una tradición para mí y esa es la razón por la que me gusta tanto.
Justo cuando solté un grito de alegría, oí unos golpecitos en la puerta y mamá entró en mi cuarto.
- ¡Felicidades, princesa mía! - exclamó mientras venía a mi encuentro y me daba un abrazo y un achuchón. - Veo que alguien ha sido madrugadora.
- Gracias, mamá. Y sí, ¡no aguantaba más en la cama! Además ¡ha nevado! ¡¿No es genial?!
Mamá me sonrió.
- Ya lo creo que sí, mi amor.
- A ver, a ver ...- oí entonces y me giré hacia la puerta para ver quién hablaba, aunque ya me lo imaginaba.- ¿Hay aquí alguna niña que me cumple hoy once años?
-¡Papi!- exclamé y me lancé a sus brazos.
Papá me cogió en volandas y empezó a darme vueltas y más vueltas por el aire, como en las películas. Yo empecé a reírme a carcajadas y luego papá me dejó en la cama y empezó a hacerme cosquillas.
- ¡Jajaja! ¡Ay papi, paraaaa!- dije entre risas.
Por fin papá dejó de hacerme cosquillas y me dió un beso en la mejilla.
-¡Felicidades, cariño!
-Bueno, Emma. - mamá se sentó en mi cama.- ¿Preparada para pasar un día maravilloso?
-¡Ya lo creo que sí!- respondí convencida y con una sonrisa bien grande en mi cara.
Mamá y papá se miraron antes de seguir hablando.
- Además, tenemos algo muy importante y especial que darte.- dijo papá, lo que hizo que yo abriera los ojos como platos.
-¿ En serio? ¡¿ Qué es, qué es?- pregunté toda emocionada.-¿ Me lo podéis dar ya?¡Porfi, porfi!
- Ahora no, cielo. Te lo daremos después de comer, así tienes más tiempo para intentar pensar que es.- dijo mamá mientras se ponía de pie. - Vístete y te esperamos abajo para desayunar.
- Vale, mami.
- Los abuelos vendrán pronto, así que intenta darte prisa.- dijo papá mientras se reunía con mamá y salían por la puerta.
- Enseguida voy.
Cuando volví a quedarme sola en la habitación empecé a darle vueltas a lo que mis padres acababan de decirme ¿ Qué era eso tan importante y especial que iban a darme? Y ¿por qué tenía que esperar hasta después de comer para ver qué era? Me parecía un poco raro, ya que normalmente me dan los regalos después de desayunar, por lo que no entendía su decisión de dármelo después de comer. A pesar de no poder hallar ninguna respuesta que me convenciera, acabé de vestirme y tras peinarme, me miré en el espejo, a la vez que sonreía . Una niña de once años, rubia y con los ojos azules como el cielo me la devolvió.
- ¡Va a ser un cumpleaños inolvidable! Estoy segura de ello.
Dicho eso, salí de mi cuarto y eché a correr escaleras abajo para desayunar y abrir mis regalos...

                                          ***
Por fin, terminamos de comer y mamá y papá se sentaron a mí lado en el sofá para darme mi último regalo de cumpleaños, ese que había sido tan misterioso.
- Bueno, ¿lista para tu último regalo de hoy?
- ¡Sí! Llevo esperando desde que me lo habéis dicho.
Mis padres han soltado una risita.
- Bien, pues cierra los ojos y extiende las manos.- me dijo mamá.- Y no los abras hasta que te digamos.
- Está bien. - respondí e hice lo que me había pedido.
A los pocos segundos, noté como mamá me había puesto algo pequeño y poco pesado sobre las palmas de las manos.
-¿Puedo abrir los ojos ya?- pregunté emocionada.
- Puedes abrirlos en tres...dos...uno...¡Ya!
Cuando vi lo que había sobre mis manos, no pude evitar abrir la boca de la sorpresa. Se trataba de una cajita  octogonal, negra y con un grabado chino rojo en la tapa. Y claro, aunque al principio no caí en la cuenta de lo que era, no tardé mucho en averiguarlo, ya que lo había visto muchas veces durante mi infancia. Era la caja en la que mi madre les daba los prodigios a sus aliados.
-No...no puede ser...- eso fue lo único que fui capaz de pronunciar y noté cómo se me humedecían los ojos.
Mamá y papá se acercaron más a mí y me apoyaron cada uno, una mano en los hombros.
- Sí puede ser.- me dijo papá mientras me ponía un mechón de pelo detrás de la oreja y me sonrió.
- Pero, pero...¿Por qué me lo dais a mí? No, no tengo lo necesario para tener un prodigio, ni ser una superheroína. Es mejor que os lo quedéis.- dije mientras se lo devolvía a mamá y clavaba mi mirada en el suelo.
-Emma,cielo.- mamá me cogió de la mano y me volvió a dar la cajita.- Eres mucho más especial y capaz de lo que crees y esto puede servirte para encontrar el valor en ti misma. Estás lo suficientemente preparada, créeme.
-Y además, sabemos que lo cuidaras bien y que podemos confiar en tí.-dijo papá.
-Como guardiana de los prodigios, es mi deber elegir a aquellos aliados en los que confío y en los que sé que usarán su prodigio para el bien mayor. Y para el último que me queda libre te he elegido a tí,princesa.- mamá se puso de pie y me cogió de las manos para que yo hiciera lo mismo, luego hizo que rodeará la cajita negra con mis manos.
- Emma Agreste Dupain, aquí tienes el prodigio de la mariposa, que te otorga el poder de transferir poderes a las personas, lo usarás para el bien. -me dijo.- Tu padre y yo hemos luchado mucho por él, pero sabemos que lo dejamos en buenas manos.¿Aceptas este regalo que te estamos dando?
Me quedé unos segundos paralizada por las dudas, pero al final tomé mi decisión. Siempre había soñado con ser una superheroína y además mis padres confiaban en mí ¿Cómo podía decirles que no?
-¡Acepto!
Dicho eso abrí la cajita y una bola de luz morada salió volando. Tras dar un par de vueltas a mi alrededor, la luz se desvaneció y pude ver a una criaturita morada con forma de mariposa. Aunque ya sabía que era mi kwami, y creía recordar que se llamaba Nooroo.
-Hola,Emma.- me saludó Nooroo.- Por fin nos conocemos en persona. Bueno, técnicamente yo te he conocido desde siempre, pero..
- Ahhh ¡Qué guay!- exclamé ya sin dudas.- Hola Nooroo, espero que nos lo pasemos genial juntos.
Me giré hacia mis padres que me miraban con una sonrisa.
-¡Muchísimas gracias!- dije y les di un gran abrazo.- ¡Os quiero! Prometo no defraudaros.
Mamá y papá me devolvieron el abrazo.
-Nosotros también te queremos. Ya verás como te lo pasas genial con Nooroo.
Cuando nos separamos, me puse el broche sobre el jersey y se "camufló". No podía contener más mi felicidad, me sentía la niña más afortunada del mundo...

Decidida a salvar mi mundo - Miraculous FanFiction 👱‍♀️🐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora