San Valentín [1]

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Cuando llega el temido día, estoy feliz de ver a mi abuela. La visito todas las semanas. Cuando era pequeña, solía pasar todo el verano con ella. Si omites el hecho de que siempre está preocupada por mi vida amorosa, es genial.

Normalmente le llevo flores cuando la visito, pero como es San Valentín y los precios de las flores están por encima del techo, así que le consigo un conjunto de loción de lavanda. Es más práctico que las flores, de todos modos.

Toco el timbre y en el momento en que abre la puerta, sé que algo está mal. Muy mal. Frank Sinatra se escucha en el fondo y la casa huele a panadería. Eso solo puede significar una cosa: tiene invitados y no soy solo yo.

-Hola mi niña. -Su mirada se desliza hacia la bolsa en mis manos.- Pensé que traías flores.

Intento mirar detrás de ella y todo lo que puedo ver diferente es el abrigo de una extraña en la percha. ¿Quién demonios está aquí?

-Es un conjuntos de cremas y perfumes de lavanda. -Me encojo de hombros.

Ella presiona sus labios juntos.

-Está bien, cariño. Entonces cortaré rosas de mi jardín. -Ella se hace a un lado para dejarme pasar, pero soy cautelosa.

-Realmente no necesitamos flores, abue. -Agregué vacilante.

Ella me sonríe. -Sí, tenemos una invitada especial esta noche.

Aquí vamos...

- ¿Sí?

Ella asiente y respiro hondo, pensando que debería agregar un pequeño cambio a mis reglas...

Paso 6: NO CONFIAR EN ANCIANOS.

Guía para sobrevivir al día de San Valentín | rivariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora