Capítulo 3 | Un idiota guapo

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LA mañana empezó como cualquier otra

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LA mañana empezó como cualquier otra. Fui al supermercado a hacer la compra semanal y nada más entrar, noté algo raro en el ambiente. La gente con la que me cruzaba no me quitaba el ojo de encima.

Pasé por cada pasillo, cogiendo lo que necesitaba, sintiendo esas miradas clavadas en mi espalda.

¿Tenía monos en la cara o qué?

Decidí ignorarlo y concentrarme en llenar el carrito. Finalmente, después de pagar y cargar con las bolsas, regresé a casa.

Al cruzar el umbral de la puerta, grité:

—¡Ya estoy en casa!

Emma estaba tumbada en el sofá del salón, con una revista en la mano. Atravesé el arco de la cocina y dejé las bolsas de la compra en la encimera. Al girarme, vi que Emma se había plantado en la cocina con los brazos cruzados sobre su pecho. Me miraba con una expresión en la cara que no supe descifrar.

Alcé las cejas, esperando a que hablara.

—Qué calladito te lo tenías —dijo finalmente.

—¿El qué?

—¿Y tú te haces llamar mi amiga?

—¿Qué?

Cada vez entendía menos. ¿Qué había hecho?

—¿Desde cuánto hace que estás con él?

—¿Eh?

Emma suspiró, exageradamente.

—Qué envidia, tía. Yo también quiero un novio futbolista. ¿Puedes decirle que me presente a un...?

—¿De qué coño estás hablando, Emma? —la interrumpí, irritada.

Me extendió la revista que tenía en la mano. Al ver la portada, abrí la boca tanto que casi me llegó al suelo.

Me quedé en shock, incapaz de articular palabra alguna. Mi mente iba a mil por hora.

Tres Meses A Tu LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora