Fantasía~

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El palacio real, este lugar albergaba magia y amplitud, poseía amplios jardines llenos de rosales hechos laberinto y arboledas frutales que deprendían un exquisito aroma.

Su interior igual de amplio, con pasillos interminables, obras de artes sublimes y candelabros de dorados que colgaban del techo marmoleado.

Pero la joya del palacio y del reino en general era el príncipe .

El príncipe Jeon, producto del amorío del rey Jeon tercero y la reina Hannah, este niño nacido en cuna de oro y adorado por todos, era la reencarnación de la belleza más sublime, tenía un entrañable porte que dejaba ver cada vez que alentaba a sus súbditos en sus discursos.

Él era risueño y benevolente por eso todos esperaban su coronación con ansias, pero antes debía desposar a una doncella de su reino.

Por eso en todo el reino se había anunciado la gran ceremonia de presentación de damas para conocer su futura esposa y la algarabía se percibía por doquier, pero una persona no compartía dicha felicidad.

–He dicho que me niego,  es un rotundo no– se escuchaba la voz quejumbrosa y aterciopelada de el monarca primerizo–¿Por qué he de desposar a alguna dama del reino? Es que aún no lo entiendo, para gobernar sabiamente no es necesaria la presencia femenina–demandó sin perder su tono afable.

–Su alteza debe comprender la situación, los señores no le permitirán ocupar el trono si no se casa antes –regañó su más fiel consejero, este que siempre le acompañaba hasta en sus sueños y era conocedor de sus más oscuros secretos, porque sí, todos tenían secretos y el no era libre de eso.

Su secreto era una maldición que por años lo había perseguido, pero de manera feroz había tenido que lidiar con ello, no comprendía que había hecho para tener que vivir con tal castigo , pero de algo si estaba seguro , era de que no podía casarse y exponer lo que tanto le había costado mantener .

–Tú sabes mejor que nadie que no puedo hacerlo Suno–comentó al borde de las lagrimas –debes ayudarme, convéncelos por favor .

–Sabe que no tiene opción y antes de que me lo pidiera yo ya le había comentado a sus padres, pero esta vez no piensan ceder–

Un suspiro de resignación abandonó sus labios, pues su amigo tenía razón, ya había pospuesto  la ceremonia en ocasiones posteriores y ya era momento de que su suerte terminara.

                                        (…)

Finalmente había vuelto a la casa grande, el señor Jung lo había dejado en la entrada del lugar después de pasar juntos la noche y se había marchado a su hogar con una sonrisa marcada en sus dientes amarillentos y él , pues, lo único que quería hacer era llorar y descansar en su colchón desgastado mientras acariciaba a sus ratones.

Tras caminar por el amplio pasillo vislumbró al grupo de arpías que lo miraban con superioridad y un atisbo de burla pintados sobres sus coloridos rostros atiborrados de maquillaje extravagante.

–Veo que te divertiste con el señor Jung – comentó tras ver como su andar se dificultaba.

–Era de esperarse madre, es una ramera–se burló Lisa, la mayor y mezquina hermana – de nada te sirve ser hermoso, estás tan usado que nadie querrá ni tenerte cerca –

Era tan doloroso como cierto, estaba sucio y por más que repasara su cuerpo con la esponja se seguía sintiendo asqueado.

–No seas tan cruel con él Lisa – dijo la persona que mas odiaba en el mundo y agregó –El no necesita a nadie, jamás saldrá de aquí –dijo y las tres rieron como desquiciadas mientras él las veía con dolor mental y corporal – Puedes retirarte, mañana te quiero aquí temprano, será la presentación de mis hijas ante el príncipe y debes recibir las invitaciones.

–Si señora Sana, que tengan buena noche–
Sin más se retiró a su cuarto, no sin antes ojear la pecera en donde su pez dorado se encontraba, siempre lo hacía, era un alivio siempre encontrarlo ahí, era un recordatorio de que una vez tuvo familia que lo amaba sin condiciones.

                                            (…)

Estaba preso , preso en una pesadilla que era más vívida de lo que pensaba , sabía que no estaba soñado porque dolía , quemaba y dejaba marcas que con el tiempo se borrarían de su piel , pero no de su alma.

Tantas veces quiso decir.

"Solo son fantasmas", pero las sombras en su habitación le gritaban que él era el fantasma, siempre vagando errante y caminando en las sombras que salían de su cabeza.

Muchas veces pensó que se estaba volviendo loco, que las voces que le gritaban en su cabeza solo eran producto de su imaginación o un mal sueño.
Pero día tras día despertaba para ver que esas voces no estaban su cabeza, si no a su lado, disfrazadas de mujer cuando realmente eran demonios.

Pero  no podía hacer nada más que llorar y permanecer amarrado a la fantasía de escapar y ser feliz , por eso prefería muchas veces los libros aunque supieran que mentía , esas eran mentiras que disfrutaba al leer cada párrafo adornado con ilusiones que deseaba vivir.

Después de tanto pensar y perderse en sus pensamientos y lágrimas, finalmente se quedó dormido sintiendo los cuerpos peludos de sus amigos en las mejillas, sabía que les debía una lectura de su último libro, pero su mente estaba tan cansada que no podía ni siquiera mantenerse despierto.

~ Cenicienta ~ Progsopagnosia ( Cuentos para dormir , libro #1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora