Yang Jeongin, alías, cupido. Es un aprendiz harto de que la única pareja que está destinada desde hace años, por el amor tan fuerte, puro y sincero que se tuvieron, ¡No estén juntos! Es más, ¡Bang Chan odia a su destinado! No lo entiende, así que en...
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Miró detenidamente al chico delante suyo. Alzó sus cejas al verlo sonreír como un rectángulo, cabellos largos y negros, era demasiado atractivo, pero no era su tipo. Sólo tomó del café frente suyo y arrugó el entrecejo al sentirlo tan amargo, agarró el azúcar y agregó hasta estar satisfecho.
— Así que, Innie.
— Preferiría que me llamaras sólo Jeongin.
Serio, alzó una ceja bastante irritado con el atrevimiento de llamarlo como sí fueran conocidos. Lo vio reírse y asentir, alzando su taza de té.
— Jeongin, me presento. Soy Kim Seungmin, mejor amigo de Lixie.
Había alzado la voz cuando dijo mejor amigo. Dudoso de ese tono de voz, asintió y esperó a que siguiera, ¿Para qué decir sí es su mejor amigo? No le interesa, sólo está aquí por Felix y Chan, no tiene tiempo para un celoso pelinegro.
— Sé breve, ¿Qué quieres? Tengo cosas que hacer.
Suspiró y empezó a escuchar los pensamientos del risueño.
« Ahora entiendo porqué Chan te odia, maldito narizón. Sí fuera por mí ni te hablaría, pero hago esto por Felix. »
Que chico más irritante.
— Escucha, me dijeron por ahí que te declaraste a Felix, sólo te advierto que él ya gusta de alguien y-
— Sé que le gusta Bang, sin rodeos, en serio.
Se burló cuando vio al mayor tener un tic nervioso en su ceja.
— Lo que quiero es tu ayuda para que Chan por fin se ponga las pilas y deje de ser tan llorón. Felix ya lo intentó de todo; se declaró, lo invitó a salir le dio regalos, todo... Menos darle celos y por eso quiero hablar contigo, necesito tu ayuda.
— Yo ya tengo un plan para juntarlos y es la misma idea, el problema es que no necesito de ti, ¿Comprendes?
El azabache suspiró.
— Entiendo, pero déjame ayudarte. No quiero que Felix siga sufriendo por ese lobo gruñón, ¿Sí? Sólo quiero que sea feliz por fin.
El chico no era malo ni sus intenciones, pero no dejaba de ser irritante. Sus intenciones eran de los más buenas, sólo quería que su mejor amigo fuera feliz con quien ama. Suspiró y asintió.
— De acuerdo, acepto tu ayuda.
— ¡Perfecto! Seremos los cupidos de ésos dos.
Jeongin sonrió, realmente quería ser Cupido. Pero una vez más, por alguna razón, Changbin vino a su mente, dejándolo petrificado.
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