Capítulo 06.

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Se mostró un escenario de un barco y un mar muy falsos, pero de la nada surgió la señora Spink vestida de sirena cantando con una muy linda voz.

—Casi sale desnuda —susurró Charlie en dirección a la otra Vaggie, aguantando la risa.

La señora Spink terminó su línea de canto y el escenario cambió, ahora mostrando una almeja y...
A la señora Carmine casi como una Venus.
En reacción a esto Charlie se puso muy colorada de la vergüenza y bajó la mirada.

Escuchó su voz cantar, aunque por los matices se podía saber que la señora Carmine no nació para el canto; y en cuanto el verso terminó Charlie aplaudió esperando que la escena terminara.

Y entonces comenzó un verso de la señora Spink, pero la señora Carmine la interrumpió; y fué una buena distracción la discusión que se creaba, del atuendo de ambas.
Y en segundos hubo un desastre que desarmó el escenario, causando que los perros comenzaran a ladrar.

Charlie miró a la otra Vaggie, y en respuesta la castaña de botones por ojos le indicó seguir viendo el escenario que ya había bajado el telón.

Entonces notó que un perro arrastraba un balde de agua pequeño al centro del escenario.
Los reflectores indicaron ver arriba, donde desde unos trampolines estaban dispuestas a saltar las señoras.

—Ay, no quiero ver —Charlie se tapó los ojos, temerosa, pero la otra Vaggie le quitó las manos de la cara para que siguiera viendo el espectáculo.

Casi temblaba al verlas dar dos saltos, pero en el tercero bajaron una especie de cierre en sus espaldas que hizo que su cuerpo de señoras se cayera cual traje y de adentro salieron dos bellas muchachas que se colgaron de unos trapecios y se tomaron las manos mientras sonreían al público.

Las ahora jóvenes Spink y Carmine comenzaron a balancearse en los trapecios haciendo distintos trucos, antes de columpiarse por encima de las butacas y tomar de sorpresa a Charlie; la rubia no dudó en gritar asustada, pero rápidamente el susto se transformó en pura adrenalina y disfrutó el ser pasada en el aire de las manos de la otra Rosie a la otra Carmilla.

Y en un vuelo más, tuvo que quedarse agarrada de un reflector, pues ninguna de las mujeres la atrapó.
La otra Rosie y la otra Carmilla en cambio, se soltaron de los trapecios y cayeron en el balde de agua, como si fuera un truco de magia.

Pero Charlie se preocupó y asustó, cuando sus manos comenzaron a ceder a su peso y resbaló.
Jurando tener una dura y dolorosa caída al suelo, finalmente la otra Carmilla y la otra Rosie emergieron del balde de agua una sobre otra, para la otra Rosie atraparla con una sola mano.

La posición era más de gimnasia que de ballet, pero Charlie supo mantener equilibrio casi perfectamente.
Y notó que en la primera fila la otra Vaggie se sacaba una rosa de la chaqueta oscura y se la lanzaba, afortunadamente Charlie la atrapó.

Se sintió sumamente agradecida por los cientos de ladridos que recibió como muestra de maravilla de los perros.
Al salir vió que en el jardín los esperaban el otro Alastor y el otro Lucifer, sonrientes.

—¿Fué algo hermoso, queridita?

—¡Fué increíble! Se columpiaron y me levantaron de mi asiento —contó con entusiasmo—. Eran como Spink y Carmine, sólo que no eran viejas, era un disfraz. Y luego sentí que volaba en el aire y fué... fué algo mágico —miró a los otros Lucifer y Alastor, con un brillo en su mirada azul.

—¿Te gusta estar aquí, o no Charlie? —le preguntó el otro Alastor con cierto sentimiento de emoción en su voz.

—Sí —afirmó de inmediato y entró a la casa—. Adiós Vagatha —se despidió.

𝐖𝐞𝐥𝐜𝐨𝐦𝐞 𝐇𝐨𝐦𝐞 |𝗔𝘂 𝗥𝗮𝗱𝗶𝗼𝗮𝗽𝗽𝗹𝗲-𝗮𝗽𝗽𝗹𝗲𝗿𝗮𝗱𝗶𝗼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora