Al despertar, Anya solía experimentar unos momentos en los que su cabeza parecía recibir pensamientos de diferentes lugares y de manera desordenada. Eso le causaba malestar, pero no tanto como para impedirle salir de la cama y comenzar el día.
Tenía que ir a la escuela, preparar el Meremere y ganar una Stella. Quizás con su victoria podría impresionar a Segundo, para que lo invite a su casa y así ayudar con la paz mundial.
Esos pensamientos estaban pasando su mente sin dificultades, y fue entonces cuando se dio cuenta de que no había sentido ningún malestar.
—¿Por qué no hay peligro? —se preguntó. Dio un vistazo a su alrededor y no encontró nada. Ni siquiera Bond, aun durmiendo, parecía verse raro—. ¿Acaso es una prueba de fuerza?
Anya se volvió hacia la puerta de su habitación. La única forma de averiguar qué estaba pasando era saliendo. Ya había salvado el mundo y ayudado a su papá, por lo que nada podría ser un problema para la agente Starlight.
Su mano alcanzó el picaporte, lo abrió y se asomó al pasillo. Los rayos del sol que entraban por la ventana de la sala cegaron su visión y estuvo a punto de ponerse en posición de batalla cuando un aroma dulce llegó a ella.
—¡Oh, buenos días, Anya! —expresó la voz de su papá.
La lectora de mentes frunció el ceño cuando escuchó el saludo. Había algo diferente. Trató de concentrarse en los pensamientos de su papá, pero solo pudo captar una canción que habían escuchado en el tren el día anterior. Eso la confundió aún más.
—¿Papi?
—¿Sí?
—Eres raro.
—¿Eh? —respondió Loid, desconcertado—. ¿Por qué dices eso de repente?
—Porque sí.
Anya notó cómo su papá fruncía el ceño ante su respuesta y suspiraba. Dejó los platos que estaba acomodando sobre la mesa, se acercó a ella y le dio una palmadita en la cabeza.
—Deja de decir eso y lávate la cara. Hoy tienes que preparar el Meremere —dijo con sencillez y, tras una sonrisa, volvió a concentrarse en el desayuno—. Apresúrate, hay waffles.
Los pensamientos de su papá seguían siendo confusos y su forma de actuar también. Si bien Anya no sabía con exactitud qué estaba pasando, se alegró al saber que comería waffles.
Se dirigía al baño cuando vio que la puerta estaba abierta y su mamá estaba adentro. Yor no se dio cuenta de que su hija estaba ahí hasta que acabó de lavarse la cara y echó un vistazo hacia atrás.
—Buenos días, Anya —le dijo Yor, sacando una toalla para secarse—. ¿Cómo dormiste?
—Buenos días, mami —contestó la chica, mirando a su mamá de arriba abajo.
Anya sabía que su papá a veces podía tener pensamientos complicados, pero su mamá no era así. Sus pensamientos podían ser raros, pero nunca le provocaban confusión.
—¿Anya? —preguntó Yor de pronto, intrigada por el comportamiento de su hija—. ¿Tengo algo en la cara?
El problema no era que Yor tuviera algo en la cara, sino que sus pensamientos parecían tener la misma canción que su papá, y eso hizo que Anya se sintiera aún más confundida.
—Mami, eres rara.
—¡¿Oye, por qué dices eso?! —exclamó Yor, exasperada.
Ignorando la reacción de su mamá, Anya terminó de lavarse y regresó a la sala para desayunar. Unos segundos después, su mamá la siguió, yendo primero a la cocina, donde su papá parecía estar reuniendo una última cosa antes de sentarse.
Anya, más preocupada por los waffles, decidió no prestar atención a la confusión causada por los pensamientos de sus padres. Ni siquiera se dio cuenta de que su mamá había ido a la cocina para darle a su papá un beso rápido.
Finalmente, Bond salió de la habitación y se unió a Anya sin dudarlo, siguiendo el aroma del delicioso desayuno. Sus ojos brillaron cuando vio a su dueña extenderle una porción.
—¡Bond no puede comer eso! —exclamó su papá, sosteniendo el tenedor con un poco de waffle.
—¡Atrapados! —chilló Anya—. Papi, pero Bond quiere comer.
—Bond tiene su comida —dijo su mamá mientras dejaba un plato lleno de croquetas al lado de la silla de Anya. Bond no dudó en comerlas, olvidándose del waffle—. Termina de comer, Anya. Tienes que ir a la escuela.
—Yor tiene razón —señaló Loid, rodeando la mesa y sentándose frente a su esposa, cuyo lugar estaba al lado de su hija—. ¿Están todos los ingredientes?
—Me ocupé de revisar que estuvieran. Solo falta la leche que aún está en la nevera —respondió Yor, dándole el primer bocado a su desayuno—. ¡Esto está delicioso! —añadió con tono satisfecho.
—Me alegra que te guste —expresó su esposo, mirándola—. Anya, no olvides lo que practicamos, ¿sí? —repitió de nuevo, vigilando a su hija.
Pero su hija había vuelto a perder el interés en sus padres, concentrada en comer su desayuno. Loid se resignó, al menos sabía que Anya llegaría con todos los ingredientes y se veía bastante animada esa mañana.
Yor soltó una carcajada ante su expresión, llamando la atención de su esposo. Él la miró y notó cómo le guiñaba el ojo, justo cuando ella le ponía un pie encima del suyo por debajo de la mesa. Loid arqueó una ceja, confundido al principio, pero captó sus intenciones y replicó su gesto, jugando bajo esa nueva complicidad en su relación.
Nota de la autora: Después de unos días, me dispongo a subir otro capítulo de esta historia, a la cual no le queda mucho porque no sé qué escribir con el tema de "Fiesta de Gala", así que me dedicaré a escribir solo con el tema "Felices para siempre".
Nos vemos en unos días para el último capítulo.
Ciao.
ESTÁS LEYENDO
Cruzar caminos es el futuro || Twiyor Week 2024
FanficLos sucesos en Frigis y el hecho de que la operación Strix estuviera al borde de desaparecer, hicieron que muchas cosas cambiaran en la familia Forger, sobre todo en la relación matrimonial [Twiyor Week 2024].