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☣︎contenido adulto . no softs stans☣︎ notas al final del capítulo
Jamás había resaltado en la escuela, el club de baile, incluso en su propia casa. Estaba acostumbrado a ser el invisible. Hasta ese bendito día en el que cumplió 16 y se presentó como un omega. Solo una semana antes de empezar las clases.
Incluso si él no quisiera, todos podían ver sus cambios físicos y podría jurar que hasta a algunos profesores se les secó la boca. Era extraño, era asqueroso.
Pero lo encontraba agradable de alguna forma. ¿Qué tenía de malo gozar de aquello?
Yeonjun no tenía amigos, después de presentarse como omega siguió sin tenerlos porque sabía lo que todos esos alfas y betas que se les acercaban querían. No era un estúpido, solo fingía serlo para todos esos alfas que lo perseguían. En toda la secundaria y bachillerato ninguno obtuvo lo que quiso.
Pero Yeonjun sí, él podía obtener lo que quisiese.
— Gracias por traerme, Jake. — agradeció el pelirosa con una sonrisa seductoramente tierna.
— No hay de qué, lindo. — murmuró el más alto y antes de que Yeonjun se baje de la moto rodeó su cintura y lo atrajo hacia él — ¿No vas a despedirte?
— Adiós. — susurró el pelirosa contra los labios del contrario y quiso zafarse pero seguía atrapado.
— No, esa no es la manera.
— Bueno, querrás entonces que mi padre te de las buenas noches porque está a punto de salir. — y Jake lo soltó. — Nos vemos. — dijo con una alegría burlesca y Jake no tuvo más remedio que irse.
El padre de Yeonjun era un querido y respetado sargento, por supuesto que nadie jamás se atrevía a meterse con Yeonjun.
— ¡Papi! — Yeonjun abrazó a su padre cuando este abrió la puerta.
El sargento era un hombre duro, hosco, frío. Pero era débil cuando se trataba de su único hijo omega. Era su talón de Aquiles.
— Junnie. Oscureció pronto. ¿Viniste solo? ¿Quién te trajo? ¿Un alfa? — preguntó el hombre mientras su hijo se alejaba para dejar sus pertenencias por allí.
— Claro que no. — dijo riendo levemente.
Ese era su pequeño gran privilegió que lo siguió acompañando los siguientes años hasta por fin ingresar a la universidad.
Por más apariencias que podía dar, Yeonjun jamás había sido ese pequeño inocente que su familia creía. Desde muy pequeño por más perjudicial que sea, estaba consciente de las sensaciones de su cuerpo y muchas veces se levantó en la madrugada completamente mojado, a pesar de que aún no se había presentado como omega.
Pero jamás había tenido la oportunidad de acostarse con alguien porque a su padre no le gustaba la idea de que esté tan cerca de los alfas. Pero ya era un adulto y su padre no estaba, ¿qué más da?
