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El despertador sonó a las 7:00 am, como siempre. Me levanté de la cama, sintiéndome un poco cansada, y fui al baño. Miré mi reflejo en el espejo: ojos oscuros que parecían más apagados que antes y cabello negro cayendo en ondas desordenadas. Después de una ducha rápida, me vestí con el uniforme de la universidad y bajé a desayunar.

Mi madre ya estaba en la cocina, preparando el desayuno. Me saludó con una sonrisa, pero podía ver la preocupación en sus ojos.

—Buenos días, Suni. ¿Dormiste bien? —preguntó, colocando un plato de tostadas frente a mí.

—Sí, mamá. Gracias —mentí, dándole un pequeño mordisco a la tostada.

Después de un desayuno ligero, salí de casa y tomé el autobús hacia la universidad. La rutina de la mañana transcurrió sin incidentes, con clases una tras otra. Finalmente, llegó el recreo, y me dirigí al patio donde sabía que encontraría a Eunchae.

Eunchae estaba esperando en nuestra esquina habitual del patio, mordiendo una manzana y sonriendo al verme acercar.

—Suni, de verdad deberías empezar a salir más —dijo Eunchae—. Hay tantas personas interesantes ahí fuera.

Negué con la cabeza, sintiendo incomodidad por sus palabras.

—No sé, Eunchae. No estoy lista. Además, estoy bien así.

Eunchae frunció el ceño, claramente insatisfecha con mi respuesta.

—Lo digo en serio. No puedes quedarte encerrada en tu caparazón para siempre. Conocer gente nueva podría ayudarte a sanar.

Suspiré, agradecida por su preocupación, pero incapaz de compartir su entusiasmo.

—Lo pensaré, ¿de acuerdo? —dije, intentando zanjar el tema.

La campana sonó, indicando el final del recreo. Nos dirigimos a nuestras respectivas clases, pero las palabras de Eunchae quedaron resonando en mi mente.

Por la tarde, tuve mi sesión semanal con la doctora Kim. Su oficina era un refugio de tranquilidad, con paredes en tonos suaves y una luz tenue. Después de hablar sobre mi progreso y mis sentimientos, ella me propuso una actividad inesperada.

—Suni, quiero que este fin de semana salgas y hables con una persona que no conozcas —dijo con una sonrisa alentadora—. No tiene que ser nada complicado, solo una conversación amistosa. Alguien que te caiga bien.

La idea me llenó de ansiedad, pero sabía que debía confiar en su juicio.

—Lo intentaré, doctora Kim —respondí, intentando sonar más convencida de lo que realmente estaba.

Al llegar a casa, encontré a mi madre en la cocina, preparando la cena. Me saludó con una sonrisa cálida y, después de unos momentos de conversación trivial, me informó de los planes para el día siguiente.

—Mañana vamos a cenar con un amigo mío —dijo mientras removía una olla en el fuego—. Su hijo también irá, así que me gustaría que vinieras con nosotros.

Suspiré internamente, sabiendo que no tenía muchas opciones.

—Está bien, mamá —respondí, intentando no sonar demasiado desganada.

Me retiré a mi habitación, sintiéndome agotada por la perspectiva de tener que interactuar con desconocidos. Sin embargo, sabía que era algo necesario. Tal vez, solo tal vez, conocer a alguien nuevo podría ser el primer paso para reconstruir mi corazón roto.

La noche llegó rápidamente, y mientras me preparaba para dormir, no podía evitar pensar en lo que el fin de semana podría traer. Eunchae y la doctora Kim tenían razón, por mucho que me costara admitirlo. Era hora de empezar a buscar la manera de reparar lo que Luke había dejado en pedazos. Quizás, salir y hablar con alguien nuevo sería el comienzo de algo diferente.

Me dejé caer en la cama, Me dejé caer en la cama y encendí la televisión, buscando algo que pudiera distraerme. Pasé de un canal a otro, sin encontrar nada que realmente captara mi interés. Sin darme cuenta, el tiempo comenzó a pasar rápidamente. Cuando miré el reloj, eran las 3 a.m.

Me sorprendí de lo tarde que se había hecho y apagué la televisión. Me acomodé bajo las sábanas, sintiéndome aún más cansada, pero con la mente llena de pensamientos sobre el día siguiente. Me puse mirando el techo. Mi mente repasaba los posibles escenarios del día siguiente, imaginando cómo sería la cena con el amigo de mi madre y su hijo, no me gustaba la idea. Cerré los ojos, permitiéndome un momento para pensar, a lo que me quedé dormida.


Cualquier comentario me ayuda mucho, interactúen con el fic porfaa.

Como ya no hay clases actualizaré cada día o mínimo una vez por semana, no los voy a dejar sin act.

𝐂𝐫𝐢𝐬𝐭𝐚𝐥𝐞𝐬 - 𝐏𝐚𝐫𝐤 𝐒𝐮𝐧𝐠𝐡𝐨𝐨𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora