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Al día siguiente, lo primero que hice al despertar fue revisar mi teléfono. Entre las notificaciones, vi un mensaje de un número que no tenía agregado. Lo abrí con curiosidad.

"Hola, soy Sunghoon. Ayer te veías hermosa. Quería preguntarte si querías salir conmigo mañana a las 6 p.m.?"

Una sonrisa se dibujó en mi rostro al leer el mensaje. Sentí una oleada de alegría y esperanza. Le respondí rápidamente.

"Claro! Muchas gracias, tú también te veías muy bien."

Sin recibir respuesta inmediata, salí de la cama y comencé el día. Bajé a desayunar y encontré a mi madre en la cocina, preparándose para salir.

—Cariño, lo siento mucho, pero tengo que ir a trabajar hoy. Sé que es domingo, pero necesito terminar una cosa urgentemente. Volveré por la noche —dijo mientras se dirigía hacia la puerta.

—Está bien, mamá. Nos vemos luego —respondí, aunque sentía una leve frustración por su constante dedicación al trabajo.

Escuché el sonido de mi teléfono. Sunghoon había respondido.

"¿Dónde quieres que te pase a recoger?"

Le respondí rápidamente.

"En mi casa está bien."

A lo largo del día, mi emoción fue en aumento. A las 5 p.m., comencé a arreglarme para cuando Sunghoon viniera a recogerme. Esta vez, opté por unos jeans y un top, complementados con algunos accesorios. Mi maquillaje fue sencillo y casual, perfecto para una salida tranquila.

A las 6 p.m. en punto, escuché el claxon de un coche. Miré por la ventana y vi el lujoso coche de Sunghoon esperando en la entrada. Salí de casa y me subí al coche, sintiendo una mezcla de nervios y emoción.

—Te ves tan hermosa hoy —me dijo Sunghoon con una sonrisa que me hizo sentir mariposas en el estómago.

—Gracias, tú también te ves muy bien —respondí, intentando mantener la compostura.

Nos dirigimos a una cafetería que me encantaba, un lugar acogedor con el mejor café de la ciudad. Nos sentamos en una mesa cerca de la ventana, donde el sol de la tarde creaba una atmósfera cálida y relajante. El ambiente del lugar era perfecto, con un ligero aroma a café y pastel recién horneado.

Mientras tomábamos nuestro café, Sunghoon me miró fijamente a los ojos.

—Suni, me gustaría conocerte mejor. Desde que te vi ayer, no he dejado de pensar en ti. Quiero saber más sobre ti, sobre tus gustos, tus sueños, tus miedos... todo.

Su sinceridad me conmovió. Sentí que, por primera vez en mucho tiempo, alguien realmente quería conocerme. La antigua Suni, la que creía en el amor y en la posibilidad de un nuevo comienzo, comenzaba a resurgir.

—Bueno, supongo que podemos empezar por lo básico —dije, tomando un sorbo de mi café—. Me encanta la música, especialmente Taylor Swift. Sus letras siempre me han hablado de una forma especial.

Sunghoon sonrió, sus ojos brillando con interés.

—Taylor Swift es increíble. ¿Cuál es tu canción favorita?

—Es difícil elegir solo una, pero creo que sería "All Too Well". Tiene algo que siempre me llega al corazón.

Sunghoon asintió, y continuamos hablando sobre música, libros y películas. Me contó que le gustaba la fotografía y que solía pasar horas capturando momentos en la ciudad. Sus historias eran fascinantes, y cada vez me sentía más cómoda y conectada con él.

Después de un rato, Sunghoon sugirió dar un paseo. Salimos de la cafetería y caminamos por el parque cercano. La conversación fluía naturalmente, y me di cuenta de que no había sentido esta facilidad para hablar con alguien en mucho tiempo. Caminamos entre los árboles, el sol del atardecer creando sombras largas y doradas a nuestro alrededor.

—¿Alguna vez has pensado en tus sueños más locos? —me preguntó Sunghoon de repente.

—Sí, claro. Siempre he soñado con viajar por el mundo, conocer diferentes culturas y escribir sobre mis experiencias. Pero no sé si alguna vez tendré el valor de hacerlo —respondí con una sonrisa melancólica.

Sunghoon se detuvo y me miró con seriedad.

—Suni, nunca dejes de soñar. Creo que tienes el potencial de hacer lo que te propongas. Y si alguna vez necesitas a alguien que te acompañe en esa aventura, estaré aquí.

Sus palabras me llenaron de calidez. Estábamos parados cerca de un pequeño estanque, donde los reflejos del sol bailaban sobre el agua. En ese momento, sentí que podía confiar en él, que quizás este chico podría ser alguien importante en mi vida.

Regresamos al coche cuando comenzó a oscurecer. El viaje de vuelta fue tranquilo, con una sensación de satisfacción flotando en el aire. Cuando llegamos a mi casa, Sunghoon se despidió con una sonrisa.

—Gracias por la tarde, Suni. Me encantaría verte de nuevo pronto.

—A mí también me gustaría. Gracias a ti, Sunghoon —respondí, bajando del coche.

Entré en casa y me dirigí a mi habitación. Me sentía ligera, como si una parte del peso que llevaba en mi corazón se hubiera aligerado. Encendí la lámpara de mi escritorio y revisé mi Instagram. Había muchas reacciones y mensajes a mis historias de la noche anterior. Contesté algunos antes de dejarme caer en la cama.

No pude evitar sonreír al recordar la tarde que había pasado. Había sido un día lleno de sorpresas y emociones. Mientras cerraba los ojos, pensé en lo que había dicho Sunghoon sobre los sueños. Tal vez, solo tal vez, era hora de empezar a creer de nuevo en ellos.

Me quedé dormida con esa esperanza en el corazón, esperando ansiosa lo que el futuro podría traer.

𝐂𝐫𝐢𝐬𝐭𝐚𝐥𝐞𝐬 - 𝐏𝐚𝐫𝐤 𝐒𝐮𝐧𝐠𝐡𝐨𝐨𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora