Capitulo 17

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Bella Pov

Maldito.

Es la palabra que definiría a Joan en este momento. El idiota volvió con su ex.

Según el que hasta que termine con José no va a terminar con la peli roja esa, que ahora me cae el triple de mal.

Sin ganas intento levantarme de la cama. Pero el es más rápido y me sostiene de la cintura.

—Joan, suéltame.

El no emite sonido y con los ojos cerrados me acomoda encima de el. Suelto un suspiro de frustración y me quedo sentada sobre su pelvis por arriba de la ropa.

El abre los ojos y sonríe al ver mi expresión. Los fulminó con la mirada y el entreabre los labios mirándome con esos ojos azules que me recuerdan las olas del mar.

Solo que está vez asemejan más oscuro, casi grises y me observan detalladamente, por alguna razón siento que las mejillas se me ponen roja bajo el escrutinio de Joan. Cuidadosa mente levanto una de mis manos y la poso sobre su mandíbula, acaricio los rastro de barba que aparentemente no se ha afeitado y noto como eso le da un aspecto mucho más maduro.

—Me gusta tú barba —susurro acercando mi cuerpo al suyo sintiendo el calor que emite cada centímetro de su Anatomía y como cada musculo se retuerce bajo el contacto con mi piel.

Deslizo la mano que tengo en su rostro hasta su cuello y con mucha lentitud la guío hasta su expuesta clavícula sintiendo su pulso acelerándose a medida que pasa el tiempo. El coloca su mano en mi cadera y comienza a dibujar pequeños círculos sobre la tela de mi pijama.

Siento que mi cabeza se queda en blanco y que toda mi sanidad y sentido de la razón desaparecen sin dejar rastro alguno.

De inmediato el coloca sus manos sobre mis muslos y yo bajo la cabeza hasta su cuello dónde comienzo a depositar pequeños besos. Escucho la respiración de Joan y noto que está muy acelerado al igual que la mía.

Sus manos se pasean por mis piernas hasta que llegan a mi trasero donde le da un apretón a cada nalga haciendo que mis caderas se muevan hacia adelante.

Entonces, siento su dureza bajo mi centró y el cosquilleo en mi abdomen se vuelve insoportable. permito que las manos de Joan guíen los movimientos de mi cadera, rápido y fluidos, la fricción entre nuestro cuerpos aún cubierto por la ropa me resulta una sensación deliciosa y adictiva.

Acerco mi rostro al suyo y un jadeo se escapa de mis labios causando que sus ojos, oscuros y llenos de lujuria se centran en está. Me muerdo el labio inferior y siento que unos de sus manos sube por mi espalda hasta llegar a mi nuca. Con un leve presión sobre mi cuello nuestro labios se rozan y finalmente tras un breve instante se unen en un beso desenfrenado y lleno de sensualidad.

Cada estocada de mi pelvis se vuelve más agresiva y mi garganta se siente áspera por los gemidos que brotan de ella.

—Joan...—jadeo con la respiración a mil. Siento que podría estallar cuando Joan lleva su mano hasta uno de mis pechos y roza el pezon en mociones circulares.

El deja salir un gemido cuando agarra todo mi seno en su mano y le da un leve apretón. Nuestro movimiento se vuelven más desesperados pues ambos estamos a punto de estallar.

Un grito ahogado sale de mi garganta a y aceleró mis movimientos, mi corazón esta a punto de reventar y las piernas me tiemblan.

Estoy a punto de estallar...

****

—¿Eres tonto?

—Bella—me advierte.

—¿Que?—pregunton con brusquedad.

—¿Puedes callarte un puñetazo momento?

—¿Puedes dejar de ser tan tonto?

—¿Tonto? ¿Yo? Si no fui yo el que volví con mi ex por pena—abri la boca indignada.

—No fue por pena—masculle.

—Volviste porque estás perdidamente enamorada de el—dice con sarcasmo y roda los ojos.

—Lo estoy, si—el me fulmina con la mirada y veo una pisca de dolor en sus ojos.

—Si lo estuvieras, no lo engañarias—mascullo.

Cerré los ojos un momento—Eres un idiota.

—Con el que te metiste.

—Maldito egocéntrico—chille.

—¿Y no es la verdad lo que estoy diciendo? Te metes conmigo ya que tú noviecito está muy ocupado con otras mujeres—dice sin una pisca de emoción.

—No es la verdad—digo en un un hilo de voz.

—¿No?—rie irónicamente.

—No.

Ríe y sin más se marcha dejándome sola en mi dormitorio.

Las lágrimas no tardan en venir y salgo detrás de el.

Cuando salgo veo que entra en el dormitorio de Vanessa que está cerca de la mía.

Vuelvo a entrar a mi dormitorio y me deslizó por la puerta dejándome caer en el piso.

****

Tarde o temprano nos veremos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora