Capítulo III¼: Baratie

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Habían pasado cuatro meses, ya llevaban ocho meses completos navegando. Ya habían entrado al East Blue, todos los del Grand Line quedaron muy sorprendidos con la gran muralla roja de piedra, eso sí, tuvieron que esconder a Brook para que no viera a Laboom, pues ese era parte de su sueño. Primero, pasaron por el Baratie, dónde Sanji confirmó a todos que tenía novio, ya lo había marcado, creando un lazo (que por cierto el peliverde lo tenía que morder nuevamente) y que oficialmente era su omega.

Luffy, Nami, Zoro, Kuina, Usopp, Sanji y Chopper bajaron, los otros se quedaron en el barco, Franky, Brook y Jimbei por ser muy grandes y... Robin solo se quedó porque quería leer.

Antes entrar, Sanji dejó un beso en los labios del peliverde, luego se adentró al restaurant y anunció a todos los comensales que se asustaron por la llegada de los gemidos Mugiwaras.

-¡Por favor!¡No teman!¡Venimos en son de paz!- exclamó y la multitud no parecía calmarse, igual que los nuevos meseros, que Sanji no reconocía. De pronto, escuchó una voz rasposa y aguantandose de no llorar

-¿Q-qué haces aquí... Berenjena...?- preguntó el viejo rubio, se veía un poco más viejo que antes, pero claro, habían pasado un poco menos de cuatro años, ya hasta más canas tenía. Sanji no aguantó más y rompió a llorar, quería lanzarse a abrazar a su abuelo, no lo pudo evitar de todos modos. Sin esperar reacción del más viejo, se lanzó a sus brazos, él, sin molestia lo recibió, y sin que se diera cuenta, soltó algunas lágrimas solitarias y silenciosas.

-viejo decrépito... No sabes lo feliz que estoy de verte vivo... Pensé que Judge me habría mentido y... Y... Te hubiera matado incluso yo cumpliendo mi promesa...- dijo, Zeff no entendía absolutamente nada, pero supuso que alguien amenazó a Sanji de que hiciera algo o sino lo mataban a él, y conociendo el débil corazón del menor, tuvo que aceptar.

-me siento traicionado de que abraces más a un anciano que a mí...- se quejó Zoro en un susurro, pero luego, se rió de su propia queja, pues lo entendía, ese viejo era especial para el otro.

-¿Ese no es la lechuga con la que te llevabas horrible?¿Por qué ahora se ríe así de ti?- preguntó el viejo cuando se separó de Sanji, éste solo se sonrojó e intentó evadir la pregunta

-¿Viejo tu... Que tienes con hacer a los demás verduras?- todos los presentes se rieron, inclusive Zeff, quien dirigió su mirada a Zoro

-yerno, más te vale cuidar a ésta berenjena, es un dolor en el culo- ambos tortolitos se sonrojaron a más no poder, y Sanji, impresionado por la capacidad de entender las cosas del hombre, preguntó

-¿C-como sabías que el marimo es... Es mi pareja...?- titubeó, Zeff fué el único que se echó a reír

-instinto paterno- dijo, dándole a Sanji un reconfortante calor, ese si era su padre real -además, hasta acá llega el olor de la lechuga, se nota que durmió contigo y que lo tienes marcado. Y siendote sincero, siempre creí que serías el de abajo, siendo o no omega- se sinceró y Zoro no pudo haber estado más sonrojado.

-y-yo no soy el de abajo...- susurró, pero Zeff si le escuchó, y volvió a reírse.

-si claro, y esas marcas en tu cuello y oreja dicen lo contrario- soltó con sarcasmo -¿Acaso lo hacen cada noche? Debes cuidar a tu omega, berenjena, así como van, tendré más nietos que clientes, aunque realmente me gustaría.- la pareja volvió a sonrojarse, y a Zoro le gustó mucho que el casi padre de Sanji, aceptará su relación y que recibiría de la mejor forma a los cachorritos que le gustaría tener, obviamente, también dependía de la reacción del alfa, por lo que si quedaba en cinta, podía reaccionar o, muy mal, o muy bien, y ese era el principal temor de Zoro: que algún día descubra que está embarazado y que Sanji lo rechaze y no quiera tenerlo. Sin duda, si eso llegara a pasar, se cortaría enseguida el cuello, justo dónde posaba su marca.

𝐀𝐦𝐢𝐠𝐨𝐬 𝐏𝐨𝐫 𝐒𝐢𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora