La mañana siguiente fue tensa en la hacienda. Grecia se levantó sintiendo el peso de la noche anterior. Sabía que su participación en la operación nocturna no pasaría desapercibida. Bajó a la cocina, donde encontró a la nana Carmen preparando el desayuno. La saludó con un abrazo, pero sus pensamientos estaban en otra parte.
Mientras tomaba su café, Grecia notó que faltaban algunos miembros de la familia. Vicente y Don Mayo no estaban en la mesa, lo cual era inusual. María Teresa, que solía estar siempre alegre, también parecía preocupada.
—¿Dónde están Vicente y mi apá? —preguntó Grecia, tratando de sonar casual.
María Teresa la miró con una mezcla de preocupación y advertencia.
—Están en el despacho de mi papá. No están contentos, Grecia. Parece que se enteraron de lo que pasó anoche —dijo en voz baja.
Grecia sintió un nudo en el estómago. Sabía que esto no sería fácil, pero estaba decidida a enfrentarlo. Se dirigió al despacho, donde escuchó voces alzadas desde el interior. Tocó la puerta y entró sin esperar una respuesta.
—Buenos días —dijo con firmeza, mirando a su padre y a sus hermanos.
Vicente y Don Mayo estaban de pie, gesticulando con frustración. Ismael, su papá estaba sentado detrás de su escritorio, con una expresión severa.
—Grecia, siéntate —dijo Don mayo, señalando una silla frente a él.
Grecia obedeció, sintiendo las miradas furiosas de sus hermanos.
—¿Qué diablos estabas pensando, Iván? —gruñó Vicente, dirigiéndose a Iván, que estaba de pie junto a la ventana.
—Grecia no debería estar metida en esto. Es demasiado peligroso —agregó Don Mayo, cruzando los brazos.
Iván levantó la cabeza y enfrentó a sus hermanos con una mirada desafiante.
—Grecia es parte de esta familia. Ella quiso ayudar y lo hizo perfectamente. No hay razón para dejarla fuera —dijo Iván, con calma pero con determinación.
Don Ismael levantó una mano para silenciar a todos.
—Basta. Escuché suficiente. Grecia, ¿por qué lo hiciste? —preguntó, clavando su mirada en ella.
Grecia tomó una profunda respiración antes de responder.
—Lo hice porque quería ayudar. Somos una familia, y estamos en esto juntos. No puedo quedarme al margen mientras todos ustedes asumen los riesgos. Sé que es peligroso, pero estoy dispuesta a asumir mi parte de responsabilidad —dijo con firmeza.
Hubo un silencio tenso en la habitación. Don Ismael observó a su hija, midiendo sus palabras.
—Grecia, no es que no apreciemos tu valor. Pero este negocio no es para todos. Nos arriesgamos demasiado, y no quiero verte lastimada —dijo, suavizando su tono.
—Papá, entiendo los riesgos. Pero también sé que soy capaz de manejarlo. Iván confió en mí, y no le fallé. Todo lo que pido es una oportunidad para demostrar que puedo ser útil —respondió Grecia, mirándolo a los ojos.
Vicente y Don Mayo intercambiaron miradas, pero permanecieron en silencio. Finalmente, Ismael asintió lentamente.
—Muy bien, Grecia. Te daré una oportunidad. Pero recuerda, esto no es un juego. Necesitamos mantenernos unidos y ser cuidadosos. Y tú, Iván, asegúrate de que Grecia esté preparada para cualquier cosa —dijo, señalando a Iván.
—No se preocupe,Don Ismael.Lo haré —respondió Iván con seriedad.
La reunión terminó, y todos salieron del despacho con diferentes emociones. Vicente,Serafín y Mayito gordo seguían molestos, pero aceptaron la decisión de su padre. Grecia se sintió aliviada y agradecida por la oportunidad, aunque sabía que no sería fácil ganarse la confianza de todos.
Esa noche, Grecia se sentó en el porche, mirando las estrellas. Iván se unió a ella, sentándose en silencio a su lado.
—Gracias por defenderme hoy —dijo Grecia, rompiendo el silencio.
—Siempre, Grecia. Somos un equipo. Y te prometo que te protegeré —respondió Iván, tomando su mano.
Grecia sonrió, sintiendo una mezcla de gratitud y determinación. Sabía que el camino por delante sería difícil, pero estaba preparada para enfrentarlo. Con Iván a su lado y la fuerza de su familia, estaba lista para cualquier desafío que viniera.
Outfit de Grecia🪬
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