Erica (esperanza)

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En una ciudad llena de humo, justo en el centro del núcleo urbano, en medio de el ruido y el ajetreo, en un edificio alto lleno de gente, con un bar de tapas en los bajos, en una mini terraza del sexto piso, apoyada en la fría barandilla de cristal, pensando en sus cosas, una chica mirando al cielo.

A un cielo sin estrellas, gris de contaminación, donde lo único que se ve son los aviones que despegan, la luna está tapada por el edificio de delante, y justo delante de sus ojos las horrendas luces rojas que tiene el vecino desde navidad, pero ella alberga la esperanza de que en algún momento un astro se asomará para conectarlos y con la mirada fija en las nubes de lluvia sigue allí.

Al cabo de un tiempo se gira, empieza a llover y la lluvia como sus lágrimas reprimen toda posibilidad de conectarse con su amor. En alguna parte de su alma aún conserva la fe en que la promesa que le hizo al irse se cumpliera, por eso noche tras noche intenta avistar la estrella que seguro que él también estará mirando. A pesar de que las estrellas que él vé son las del polo sur, que ella no vé ninguna estrella, que les separan enormes distancias y un gran oscuro y tenebroso océano.

Un océano que cruzaría entero solo por estar a su lado, kilometros y kilometros que para ella son lo mismo que una pared y estrellas que tienen que unirlos que realmente los separan como una ventana por la que quieren ver a través pero solo refleja. Sería capaz de soplar hasta quitar todas las nubes que cubren el cielo, todos los gases que lo ennegrecen como si accionara el limpiaparabrisas de un coche solo para ver una estrella. Quizás no es una estrella, que a lo mejor es un planeta o una estación espacial o un mísero meteorito o simplemente es imaginación suya, pero tan solo eso serviría para cargarla de nuevo, para rellenar su corazón, seria como enchufar un movil sin bateria y que empezaran a saltar mensajes, mensajes de animo, de fuerza pero sobretodo de amor, de parte de esa persona que está mirando las estrellas al otro lado del mundo. Esa persona que está tan lejos, pero que se siente tan cerca.

Y entonces sacándola de su encantamiento, una estrella fugaz, en medio de la lluvia, atravesando los gases de la atmósfera, saltándose todo el bullicio de esas horas de la noche y destacando sobre las luces de navidad y simplemente para iluminar su vida y casi al mismo tiempo un mensaje de te quiero de aquel que en ese preciso instante está mirando el cielo en la otra punta del mundo.

Los sujetos que tengo por amigasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora