En un piso practicamente a oscuras, una unica habitación que emana un poco de luz, la luz de un pequeño flexo negro ya desgastado y lleno de pegatinas. A todo volumen suena una canción de Aitana que llena de ruido un lugar un tanto sombrío. Iluminado por el flexo, de luz un poco amarillenta, un papel, y inclinada sobre el papel otra chica, dibuja. Tiene todos los materiales sobre la mesa, rotuladores, lápices, témperas, ceras, pasteles... aunque aún no ha usado ninguno hasta el momento, solamente un lápiz 2B y tres difuminos rotos y aplastados que dudo que funcionen muy bien.
Inclina la cabeza hacia atrás reclinando el respaldo de la silla y se lleva las manos al pelo, lo revuelve y con los pies impulsa la silla para que de una vuelta. Y luego suelta un soplido fuerte. Se levanta y va a la cocina a por un vaso de agua, lo llena hasta los topes y se lo bebe de una sentada. Se masajea las sienes y se asoma por la ventana para esclarecer sus ideas.
Después de estar asomada un rato vuelve a la habitación coje el móvil que está al lado del dibujo y entra en su carpeta de ideas. Pasa unos minutos buscando ideas y otras ilustraciones que le puedan servir de inspiración, pero nada le parece suficiente. Lleva años pintando y antes era simple, lo hacía por diversión y copiaba ideas de sitios web, creaba sus locas combinaciones y disfrutaba enormemente con simplemente hacer un boceto con un bolígrafo normal en un cuaderno de mates, pero ahora no sabe porque busca un perfección que no existe, quiere que todo le salga bien y justo como lo imagina en su cabeza.
Está decidida a esforzarse al máximo para acabar ese dibujo y que quede glorioso, que lo recuerde siempre y que sea un punto de inflexión en su forma de dibujar, así que decidida cambia la canción que suena en ese momento y pone otra más alegre, se inclina sobre el papel, coje el lápiz y se vuelve a enfrascarse de nuevo en su mundo y el de su arte.
Al cabo de un tiempo de trazar líneas para difuminarlas y luego borrarlas se vuelve a alejar de la mesa y con ambas manos separa el papel de la superficie, lo levanta a la altura de sus ojos y contempla asombrada su trabajo. Lo había conseguido, su gran obra maestra, una ilustración preciosa, llena de sentimiento, con volumen y que parece que se va a salir del papel de un momento a otro. Al fin la perfección, su perfección.
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Los sujetos que tengo por amigas
RandomUnos relatos sobre los sujetos que tengo por amigas.