Capitulo 1, El niño y el ratón I

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El olor a alcohol no deja de darle vueltas a mi cabeza. Con tanto ruido de fuera la resaca parece estar matándome, pareciendo que mis esfuerzos por dejarlo no eran más que excusas de un adolescente que intentaba zafarse de los regaños de sus padres. La próxima vez que vea a esa vieja bruja tendré que hacerle caso si me dice que la siguiente copa me va a matar, aunque igual una copa más no me vendría mal ahora mismo. Pero el deber llama, recojo mis cosas, le doy un vistazo rápido a mi colección de figuras de perritos y me doy una ducha rápida. Mala idea, había olvidado pagar este mes y el agua está más fría que si me hubiera aventado al mar en invierno, pero toca apechugar y sufrir. Ya listo para trabajar escucho el timbre del teléfono que toca sin cesar, arruinando el ya perfecto ruido de los coches que no dejan de pasar fuera del edificio que era un sonido tan encantador de oír sin descanso, hasta parece que el teléfono se puso celoso de ellos.

- ¿Qué quiere? No tengo dinero

- Bueno señor, justamente vengo a solucionar eso para usted

- Iveth, que grata sorpresa escuchar tu melodiosa voz a primera hora de la mañana

- ¿Primera hora? Por dios espero que la jefa no se entere de que lo dijiste o tu cabeza adornará su oficina. Bueno, pensándolo bien creo que sería una bonita maceta.

- ¿Puedes no insinuarte tanto? Ya hay rumores de que me acuesto contigo y prefiero que tu esposo no me esté esperando con un hacha cada que cruzo una esquina

- Eso quisieras. Escucha, hace un momento sonó la campana y adivina quién estuvo ahí en primera fila para hacer revuelo.

- Por favor no lo digas, harás que vaya a beber otra vez.

Entonces ven rápido, hayun grupo de turistas bastante enfadados y con amenazas de protestar en lospuertos para que el Haythe - les haga caso.

- Voy enseguida, dile a la jefa.

- Gracias En, te debo una.

- Espera, ¿qué?

Y así como llamó de repente también colgó. Maldita sea, estoy bastante seguro de que me acaba de engañar, seguro que su esposo era el encargado de calmar las cosas pero me mandó el problema para que pudiera salir más temprano. Espero la jefa no me vaya a bajar el sueldo si me aparezco de la nada.

Ya fuera del edificio el maldito sol no puedeestar en peor punto, quemando mi vista con sus rayos sin cesar, como desearíaque las nubes se pasaran por aquí ni que sea por unos minutos, tener queesperar un Troto bajo el sol no le ayuda para nada a mi resaca.Por suerte uno se paró rápido así que pude aliviarme dentro por el resto delcamino, igual incluso poder dormir ni que sea unos minutos más en lo que llego,después de todo, los asientos rojo cobrizo y de piel son tan cómodos que esnormal encontrar a tantos sin techo robarlos para dormir en ellos, incluso sonmás esponjosos que mi propia cama, aunque la mirada por el retrovisor delconductor claramente desaprobaba mis intenciones de dormir. Estoy seguro deque, si él estuviera en mi posición, también aprovecharía el momento paradormir en el trabajo, pero que se le va a hacer, solo queda ver como no para desalir gente de entre las piedras, no para de sorprenderme lo concurrida que esla ciudad, normal que las banquetas sean tanto o, incluso, más anchas quealgunas carreteras principales. A veces me pregunto si en otras ciudades esigual. Una vez fui a Estapo y, si bien, no tenían grandes banquetas, también había cierta correlación entre la cantidad de gente y los lugares para peatones, pero recuerdo las palabras de un viejo que me encontré por el lugar, <<más allá del mar apenas y hay espacio para caminar, incluso hay jóvenes que tienen que caminar sobre la carretera porque no hay espacio, es un horror>>, no puedo imaginar una ciudad así, ¿acaso los constructores saben planear? Con ese tipo de historias termino pensando que los occidentales no saben construir ciudades.

Mazmorra KaHu LiYueWhere stories live. Discover now