1. Miedos.

4 2 0
                                    

El suelo no era tan frío como el de casa.

Estaba en casa de Eray, me había desmayado despues de tener un ataque de ansiedad en mitad de la plaza. No puedo ser mas patetico.

No veía a Thi por ninguna parte de la habitación, pero si estaba Eray fregando platos.

-¿Que ha pasado con Thi?-pregunté curioso por no verlo en su propia casa.

Luego del accidente en la mansión de mi padre, todos fueron a vivir juntos.

Menos yo. Igual, no merecen mi estúpida estancia; soy un completo estorbo.

-Fue a comprarte fresas.

Fresas. Las amo.

-No tiene porque molestarse-insistí, revolviendo las sábanas al moverme.

Eray se acercó a mi y se sentó al final de mis pies en el sillón donde estaba tumbado.

-Pues resulta que no, porque no molesta ni un poco traerle algo de merienda a nuestro amigo.

-Bueno, es cuestionable si te soy sincero.

Vi como el chico de cabello avellana apuntaba su mirada a mi.

-¿Ah? ¿Me cuestionas?-vacilaba un tanto conmigo, sonreía y se reía.

No tiene ni puta idea de como quiero besarlo ahora mismo.

-Liam, tengo una pregunta-sus ojos ahora apuntaban claramente a el suelo del salón.

¿No hay nadie mas en el apartamento parte de nosotros dos?

-Dispara.

-Bueno-no lo noté lo suficientemente tranquilo, estaba dudando de si tirar la pregunta-¿Como decides que te gustan los chicos?

Me reí un tanto.

-¿Tienes algo que decirme Eray?

-No a ver-se sentía nervioso.

Alcé mi cuerpo para sentarme y mirarlo.

-Quizas simplemente lo sabes, a veces me he pensado la razón se las etiquetas-suspiré-¿No podemos solo querer a alguien y ya esta?

Vi como él asentía.

-Si te gusta alguien esta bien, independientemente de su genero-busque sus ojos y le sonreí con cariño.

-Gracias, Liam-sonreía con sus ojos azules cerrados.

Mierda, no seas así.

-Nah, no es nada.

-Oh, pero claro que lo es-reía con sutileza-eres maravilloso en cuanto a dar consejos.

Por Satán, deja de decirme cosas así. Quiero besarlo.

Reí.-¿desde cuando tu eres tan cursi? ¿eh?

-Pues, la verdad no tengo la menor idea. Pero es increíble serlo-agarró uno de los cojines que había en el sillón y lo acomodo justo detras de mi espalda. ¿Como sabía que me dolía increíblemente mucho?

Quizás ya me dolía algo más.

-Oye. ¿Donde esta Lynn?

-Se fue de viaje con su novia.

Ya ni me avisaba, que curioso.

-¿Ah si? Bueno, que le vaya bien, estaré esperándola con un regalo entre manos.

Vi como entraba Thi por la puerta de el apartamento.

-Traigo lo que quedan de fresas, admito que yo me comí algunas-el chico se cabello desordenado respondía.

18 Formas de encontrar a un asesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora