CAPITULO VI Agonía de mi corazón

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Desde que regresamos el viaje, nuestras agendas estaban comprometidas, ella estaba de viaje por tema laboral y en mi caso la campaña de la inauguración del nuevo concesionario que importaría automóviles de alta gama, tendría personalizaciones desde la gama de color hasta la textura de los asientos, del volante y el panel de control para el audio, era una carta de guarniciones adicionales, como las que te brindan en un restaurante de helados, helado, en eso pensaba, mientras intercambiaba textos con Natalia, aunque era viernes y mi habitual copa de vino debería esperar, hoy tenía antojos de comer postre, al terminar una jornada tan larga, esperaba llegar al condominio para pedir un domicilio, al estar haciendo la fila para entrar al parqueadero note su motocicleta parqueada en la acera del frente, de repente volvía esa sonrisa tonta, aún no podía creerlo volví a la sala de espera para recibirla y autorizar su ingreso, estaba tan cómoda mientras olía el perfume en su chaqueta y me quedaban suspendida en sus brazos.

Camino a mi apartamento note que ella tenía en su mano las bolsas contramarcadas de wagelato, no pensé que tuviera presente que era mi lugar de postres favorito, me sentía intimidada con ella a mi lado, era mi primera visita ajena a mi núcleo social, detalle todo, el traje impermeable de la motocicleta no destacaba sus atributos, al intentar abrir las llaves cayeron al piso y al intentar levantarlas la sentí contra mí, su mano en mi cadera, no me fije bien en hacer ese movimiento, avergonzada me puse en pie, sabía que mi rostro estaba como un canal mal sintonizado, nunca había tenido tantos sentimientos por solo sentirla, igual corríamos el riesgo de ser vistas por las cámaras de seguridad y mi reputación estaría en los voz a voz, omitió detalles de su viaje pero me contó más de ella, acerca de su familia y sus pasatiempos aparte de los evidentes, al entrar a mi apartamento, ella de manera jocosa con algo de sarcasmo pidió el número de mi decorador de interiores, me faltaba color a parecer de mis allegados, solo destacaba un bife de madera negro wengue hecho a medida de mi equipo de sonido estéreo con grandes altoparlantes.

Ella se puso más cómoda dejando ver una camiseta color uva tallada a su cuerpo, un pantalón capri color beige, y sus incomparables zapatillas nike color blanco, se veía hermosa, nos sentamos en los cojines que tiramos al piso en la sala para comer a la altura de la mesita de centro, platicamos demasiado, cuando terminamos ella al levantar los platos me beso, en un acto tierno y me quede sin aliento, mientras la vi apartarse a la cocina exhale un gran suspiro, que ella escucho y se giro sonriendo, no me contuve y de nuevo la bese, necesitaba sentir la suavidad de sus labios, era un momento increíble mientras nuestras manos se posaban en la cintura de la otra.

Desde hacía mucho tiempo nada despertaba así mi deseo, las ganas interminables de que el tiempo se hiciera eterno, avive mi pasión por ella, la ropa se convertía en un estorbo en medio de nuestros cuerpos, empecé a desnudarla dejándome guiar por la pasión, sus manos también quitaban mi ropa, nuestras caricias eran más intensas, me giro y me apoyo contra el comedor, de nuevo sus manos en mi cintura y sus labios en mi espalda, pequeños mordiscos, mi piel se estaba derritiendo en ella, quería su placer tanto como el mío, me apretó contra su cuerpo, mientras su mano izquierda acariciaba mis senos, la derecha bajo hasta mi vulva, sus movimientos acompasados con mis gemidos, sentir su lengua en mi cuello era la cereza del pastel, logré un orgasmo fuerte y en vez de apagar mi chispa, me gire para volver a saborear su boca, mis caricias estaban concentradas en delinear sus curvas, sus senos en mi boca, su cola y su espalda entre mis manos, quería ser delicada pero la melodía de su sexo me hipnotizaba, escucharla gemir, ver como buscaba su placer al mecerse sobre mi lengua, exhalo de lo más profundo un suspiro, sus muslos mojados me daban a entender que su orgasmo se logro, seguimos una y otra vez, intercambiando posiciones, el sofá, la cocina y de últimas mi habitación, no paramos de darnos placer mutuo, la luna llena se apozaba en el horizonte, no me percate antes, jamás cerré las cortinas, así qué había una pequeña posibilidad de que algún vecino notará todo lo sucedido, sin meditarlo, solté una carcajada mientras ella me seguía besando, eso solo fue la señal para parar, logré explicarle mientras me doblaba de la gran carcajada y sujetaba más fuerte la frazada contra mi pecho, intentando por fin cerrar el show, ella me beso de nuevo dulcemente y así decidimos recostarnos en mi cama, al poco tiempo fuimos a buscar comida en la nevera, besos inocentes, sus manos jugando en mi piel desnuda, juegos divertidos, ella se veía hermosa desnuda, su cuerpo definido, se notaba el esmero que había puesto para mantenerse así, me gustaba admirarla, le abrí las puertas para que preguntará más de mi vida, le conté la historia triste con final feliz que fue mi salida del closet, de como poco a poco eso marco un antes y un después para mí como mujer independiente y para mi padre como familiar de una mujer diversa, le explique quienes eran Angélica e Isabela en mi vida, la felicidad que tenía de verlas bien, era una nueva etapa, eran casi las cuatro de la mañana cuando el cansancio nos venció, ya estábamos hablando a media lengua pero no fuimos conscientes en qué momento nos dormimos.

Amar Sin AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora