Capítulo 2: Mientes tan bien...

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Hello people!!

Yo por aquí, poniéndome al corriente con esta historia. Pretendo actualizar una vez por semana, así puedo darle su tiempo a los otros fics Chestappen que tengo en proceso junto a este también.

El capítulo es agridulce, sólo eso puedo decir. ¡Me duele! Pero todo sea por la trama ;'c

Como leí en un comentario en el capítulo anterior: Max va a sufrir, pero Checo también lo hará u.u

¡Gracias por cada lectura, voto y comentario! Su apoyo es mi mejor retribución, de verdad hace que escribir estas locuras valgan completamente la pena ^^

No olviden comentarme qué les está pareciendo, estoy abiert a sugerencias :3

Actualizado 18/06/2024

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Capítulo 2: Mientes tan bien...

A la mañana siguiente, Max despertó con una sensación de calidez inusual.

El sol se filtraba a través de las cortinas de seda, bañando la habitación en un suave resplandor dorado. Junto a él, Sergio, sentado en el borde de la cama, lo observaba con una sonrisa que irradiaba ternura y una pizca de picardía.

—Buenos días, precioso —habló Checo, su voz algo ronca por el sueño, pero llena de afecto—. ¿Dormiste bien?

En gesto natural, sus dedos se enredaron entre los mechones rubios y desordenados de Max, brindándole una suave caricia. Éste, todavía somnoliento, se dejó llevar por su toque, inclinándose hacia su mano como si fuera un gatito en busca de afecto.

—Buenos días —murmuró, abriendo con pereza los ojos y encontrándose con la mirada intensa del mayor, una mirada que lo hacía sentir vulnerable y deseado a la vez—. Dormí bien... ¿Y tú?

—De maravilla —respondió el mexicano, esbozando una complacida sonrisa.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Max al recordar la noche anterior, una mezcla embriagadora de apasionada entrega e inesperada necesidad.

—Imagino que debes tener hambre —reflexionó Sergio devolviéndolo a la realidad, mientras se levantaba para dirigirse hasta el teléfono—. Pediré servicio a la habitación, ¿te parece? Quiero que desayunemos juntos en la cama, es lo mínimo que nos merecemos.

En tanto hacía el pedido, Max se incorporó, sintiendo una mezcla de confusión y euforia. La noche anterior había sido un torbellino repentino de sensaciones increíbles, una borágine de emociones que comenzó con champán y terminó sobre las sábanas de seda de su cama. Recordaba todo a la perfección; el flirteo de Sergio, los apasionados besos sobre el sillón de la terraza, el deseo ardiente en los ojos de su compañero, las caricias desperdigándose sobre su piel como placenteras llamaradas, la entrega absoluta entre los dos. Pero no estaba seguro de comprender las palabras dichas por el mexicano antes de caer rendido en sus brazos, cada flashazo en su mente se sentía tan irreal. Las dudas se mezclaban con la esperanza, su corazón esquivo negándose en rotundo a creer que algo tan hermoso estuviera sucediéndole.

Pronto el desayuno llegó, el carrito cargado de todo tipo de delicias. Café humeante, croissants dorados, frutas tropicales y jugo de naranja recién exprimido.

Checo sirvió a Max con una atención meticulosa, llenando su plato con un poco de todo, como si quisiera asegurarse de que éste probara cada bocado de ese festín.

¿Objetivo? Enamorar a Max (Chestappen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora