La Creación del Tercer Horario

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Holi mis criaturitas.

Bienvenidos al final de esta historia. Les agradezco mucho por llegar hasta aquí. Lamento seriamente la demora en actualizar o si sintieron que había muchas cosas de más. Este es el último capítulo, pero no la última historia que traeré por aquí así que espero puedan seguir acompañándome.

Y en conmemoración por ser el último, unos datos curiosos.

Originalmente este iba a ser un two-shot de solamente los primeros dos capítulos. No se aclara porque no era lo importante, pero el enemigo al que se enfrentan en su misión en Tokio tenía poder de lanzar ataques como si fuesen rayos láser, para que se den una idea. Cómo dato curioso, había planeado una escena donde Atsushi y Akutagawa se encuentran acompañados por Kyouka y Karma respectivamente. La atracción y química entre los dos jóvenes es más que obvia para gran molestia de Atsushi y diversión de Akutagawa.

Quizás no quedó muy claro el orden de las cosas así que aquí está la cronología de esta historia.

Capítulo 3. Solo la primera parte.
Capítulo 5.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3. Desde que Atsushi despierta.
Capítulo 4.

Aclaraciones:

Si algo de esto no te gusta, estás invitado a no leer. La historia se sitúa años después del evento de Decay of Angel. Por gusto mío, Karma está vivo. De nada~ Los personajes pueden comportarse ligeramente fuera de lo normal a momentos, una disculpa... Advierto que hay temas subidos de tono, groserías y otras cosas. "Estos son diálogos". Estos son pensamientos. No esperes que actualice pronto. Sorry~ Ningún Atsushi o Akutagawa fueron lastimados al realizar este fic. Nada me pertenece. Solo las sonrisas que estos dos me generan.

Sin más, no los entretengo. Muchas gracias por leer.

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Nuestros Tres Horarios

Por: Artik Queen

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Capítulo 5.

La creación del tercer horario

o

Te amo más que a mi vida

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Corrió. Corrió hasta que sintió sus tendones romperse y aun así, continuó.

Ya habría tiempo de sanarlos mientras corría.

"Estás bien. Todo estará bien"

Un quejido ronco casi le hace detenerse, pero se obligó a seguir corriendo. Sabe que duele, sabe que el bamboleo frenético debe sentirse como el peor de los infiernos. Pero no puede detenerse, solo no puede. Intentó consolarlo pegando más su cuerpo contra su pecho, aumentando el ritmo mientras siente sus ojos cristalizarse.

La silueta de la ciudad a la lejanía le tranquilizó. Según sus cálculos podría llegar en unos cinco minutos si lograba mantener el ritmo.

Cinco minutos...

...eran una eternidad.

Tomó aire preparándose, pero lo soltó inmediatamente cuando sintió un movimiento leve entre sus brazos.

Bajó la mirada y sintió algo que hasta ahora desconocía romperse en su interior al ver cómo un puño tembloroso y manchado de sangre se sujetaba a su camisa, desprendiendo con el movimiento un olor a óxido que le mareo.

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