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Sintió el calor subir por sus mejillas mientras Sergio lo besaba y eran los labios más dulces que había probado en toda su vida.

Fue el mismo Sergio quien rompió con el beso y acarició una de sus mejillas mientras le daba una sonrisa.

—Es... Ya es bastante tarde —murmuro intentando disimular su nerviosismo y evitar la mirada marrón.

El tapatío no respondió nada, probablemente demasiado borracho y cansado como para pensar correctamente para ese momento. Se limitó a cerrar los ojos y acomodarse sobre uno de sus costados en la cama, buscando una posición cómoda para dormir.

Max se levantó de la cama, dando pasos dudosos hasta la puerta, dividido entre la idea de quedarse a dormir a los pies de la cama o irse a su propia habitación.

Se sentía atraído a Checo al igual que un imán.

Colocó su mano sobre la perilla de la puerta, girando su rostro para poder ver al mayor un momento más, pensando en lo tentador que sería recostarse en la cama para dormir ahí, sentirse más cerca de él, pero se enfrentó a la necesidad de buscar su compañía y no se rindió ante ella, volviendo su vista al frente para abandonar la habitación.

Su mente seguía repasando el beso y necesitaba poner sus pensamientos en orden. Sabía que Sergio estaba ebrio y probablemente no lo recordaría al día siguiente, aunque dios, cuánto le gustaría que fuese lo contrario.

Lo extrañaba cuando no estaba alrededor.

Lo amaba.

Le gustaba su sonrisa, su risa y sus ojos.

Soñaba con poder contar cada una de las pecas que cubrían su rostro como una constelación.

Lo amaba y no podía evitarlo.

No podía tener suficiente de él. El mexicano se había hecho un lugar en su corazón, lo ponía nervioso y lo hacía sentir como un tonto, en el mejor de los sentidos.

El rubio se talló el rostro con ambas manos en un intento de despejar su mente. Necesitaba dormir y se enfrentaría a lo demás por la mañana.

(...)

Sergio abrió los ojos, aunque reaccionar correctamente le llevó un poco más de tiempo.

Se sentó lentamente en la cama, estirándose antes de intentar arreglar su ropa y su cabello tanto como le era posible antes de abandonar la habitación, buscando a Max mientras avanzaba por el pasillo, siguiendo los ruidos.

No encontró a Max, en su lugar, se encontró con uno de sus gatos usando el sofá del salón para afilarse las garras. No estaba demasiado familiarizado con los felinos así que simplemente se quedó de pie, observándolo hasta que una palmada en su hombro lo hizo quitar sus ojos del animal.

—¿Ya lo conociste? —preguntó Max.

—Te estaba buscando —fue lo que respondió, intentando explicar qué estaba haciendo en el salón de su casa, para no parecer uno de esos invitados con poca educación que se dan la libertad de vagar por toda la casa y tocar todo lo que quieren.

—Despertó hace un rato, pero no quería despertarte, anoche estabas... —la mente de Max lo traicionó y su mirada fue hasta los labios del mayor cuando recordó su beso de la noche anterior. —¿Te acuerdas de algo?

Checo le sonrió con nerviosismo, llevándose una mano a la nuca. —¿Qué fue lo que hice?

—Oh nada, olvídalo —ese fue su intento de dejar de lado la situación, pero Checo lo tomó del brazo para detenerlo cuando intentó huir en dirección a la cocina.

—Por favor, Max, dime que no hice una tontería —insistió— ¿Qué es lo que hice?

Había un rastro de preocupación en la voz de Sergio que le sentó bastante mal a Max.

—No hiciste nada, es solo que... —suspiro, inspeccionando al mayor por un instante— me besaste, anoche me besaste, pero yo sé que solo estabas ebrio.

Sergio se mantuvo en silencio por unos instantes antes de finalmente romper el silencio que se había formado entre ellos.

—¿Y te gusto?

—¿Qué?

—Me escuchaste, ¿te gustó? —sonrió al ver las mejillas del rubio tornarse rojas— Que digo, claro que te gusto.

—Cállate —protestó.

—¿Por qué?

—Porque me gustas.

Esta vez fue el turno de Checo de sonrojarse.

—¿Te... te gusto? ¿Yo? —tartamudeo en un murmullo.

—Si —soltó Max, su rostro seguía caliente. —Me gustas, ¿qué más quieres que te diga?

—Nada... es solo que no me lo esperaba —murmuró y la habitación cayó en silencio de nuevo. —¿Quieres... quieres repetir el beso?

—¿Me lo preguntas en serio? —Checo asintió— Si, claro que quiero.

Checo acortó la distancia entre ellos, lenta y tímidamente hasta que sus labios se encontraron de la misma manera en la que lo habían hecho la noche anterior. 


***Tengo sueño

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⏰ Última actualización: Jun 18 ⏰

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𝐈 𝐥𝐨𝐯𝐞 𝐮 「𝐂𝐡𝐞𝐬𝐭𝐚𝐩𝐩𝐞𝐧」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora