Manchas y puntos

Capítulo 13

Bien, ¡aquí vamos de nuevo! ¡A lo que decidan! ^^ Me estoy divirtiendo. ¿Se están divirtiendo? ¡Porque me estoy divirtiendo!

Descargo de responsabilidad: One Piece y Harry Potter no me pertenecen.

Reclamador: Vito sí me pertenece. experiencia

Aquí comienza el capítulo

Tras el despertar de su líder, el grupo tendía a causar más disturbios de los que nadie en la casa creía posible. Ni siquiera estaban seguros de si llamar mágico al grupo o no. La mujer rubia creó burbujas desde su misma piel para ayudar a lavar la casa porque estaba cansada de la suciedad y el polvo por todas partes. Uno de los hombres grandes usa su cabello -¡SU PELO!- para agarrar cosas o levantar a alguno de los demás, generalmente Celosia. Han visto a las personas del grupo usar habilidades extrañas que serían imposibles de manejar para un cuerpo humano. ¡Deben ser mágicos!

Celosia y Sirius, sin embargo, se divertían mucho con la gente que iba y venía de la casa tratando de descifrar a CP9. Los conocen desde hace años y ni siquiera ellos han logrado comprender todas las peculiaridades que tiene el grupo. Simplemente los aceptan y siguen adelante.

Dumbledore no dejó de intentar convencer a Celosia de que aceptara las disculpas de sus padres, ni dejó de pedirle a Lucci o a cualquiera de los agentes que protegieran la escuela de un 'loco peligroso'. Celosia y Lucci siempre se negaron, y el leopardo a menudo le decía al anciano que dejara el tema y los dejara en paz. El director aún tiene que reconocer las amenazas subyacentes que seguía planteando.

Y para el deleite interminable de Sirius, estaba comenzando a reorganizar la casa para albergar mejor a los agentes mientras actuaba un poco más hostil con los invitados no invitados. Podía tirarlos, pero ver lo que hacía la magia del edificio era mucho más divertido. Aunque estaba haciendo que Jyabura se volviera un poco más paranoico con respecto a los diversos elementos esparcidos por la casa, lo que a Sirius no le importaba ya que significaba que el lobo se aseguraría de que nadie rompiera nada en un ataque supersticioso.

Celosia, sin embargo, sabía que la paz que se estaba instalando en la casa no duraría mucho. Lucci se dio cuenta cuando estaban en el sofá, él acostado boca arriba con la cabeza en su regazo, sus dedos acariciando suavemente su cabello mientras tarareaba suavemente. Vito estaba en el suelo jugando con Hattori, el cachorro que intentaba abalanzarse sobre la muy evasiva paloma. Lucci no vio ningún problema con el juego siempre y cuando Vito no lastimara (o matara) accidentalmente a su compañero aviar.

"Estás preocupado", señaló Lucci, con los ojos entrecerrados mientras sus uñas raspaban su cuero cabelludo.

"Un poco", admitió, apartando el flequillo de su frente para mezclarlo con el resto de sus mechones. "Sé que no quieres oírlo, pero siento que es algo que tendré que hacer".

"Lo que te preocupa a ti nos concierne a nosotros", señaló mientras tomaba su mano y se la llevaba a los labios. "Te dejé pasar por muchas cosas por tu cuenta. Me niego a hacerlo de nuevo".

Ella tarareó en voz baja, acariciando su mejilla con el pulgar. "Tengo cosas que necesito hacer aquí", informó. "Ahora soy lo suficientemente mayor y lo suficientemente fuerte. Mi fuerza física, gracias a ti y a los demás, es mucho mayor que la de la gente de aquí. Y gracias a Sirius, sé mucho sobre magia y cómo debo aprovechar la mía".

"¿Cuál es tu doriki?" preguntó con curiosidad.

"Fukuro no ha medido el mío últimamente", respondió ella, retirando su mano y cubriéndole los ojos con ella. "Sé que no quieres oír esto, pero deberíamos ir a la escuela".

"¿Por qué?"

"Porque ahí es donde estará la última batalla. Y una vez que la verdad surja, seré cazado para salvar este mundo del monstruo que ellos crearon".