𝙲𝚊𝚙 - 𝟸𝟶

6 1 0
                                    

Más tarde ese mismo día...

Luego de la conversación con mi rubia, el resto del día transcurrió como cualquier otro, ví un par de películas con mi pequeño mientras comíamos las galletas qué Linda preparó, ella al igual que Gustav tenían una sazón riquísima...

Cayó la noche, no era recomendable para mi bajar o subir las escaleras constantemente, así que cenabamos en el pequeño gran balcón qué había en la habitación que compartía con Jade...

- ¿Ya se durmió el pequeño?...

Jade: Cayó como roca.... Su carita lo demostraba todo, estaba muy contento...

- Ya lo creo

Jade: Bueno, es hora de tu baño...

- ¿Baño? Per-

Jade: Pero nada... Vamos....

- Que amabilidad...

Ayudándome a levantarme, nos dirigimos al baño privado de la habitación, el vapor del agua caliente inundaba mi vista y fosas nasales, perfecto para relajarme...

Jade: Aquí tienes tu toalla, estaré afuera por si lo necesitas...

- Hey, espera, muñeca... ¿No me ayudarás a ducharme?...

Jade: No... No eres un niño chiquito...

- Porfavor...

Jade: He dicho que no...

- Al menos ayúdame a quitarme la parte de abajo....

Jade: La parte de... Ush, bueno...

Dejé las muletas contra la pared, sentándome en el borde de la tina, Jade se arrodilló frente a mi,... Espera... ¡¿Se arrodilló frente a mi?!... Mi polla se contrajo de golpe, haciéndome jadear bajo, para mi suerte, no fue un jadeo audible.

Lentamente deslizó mis anchos pantalones fuera, primero una pierna y luego la otra... Yo no soy fan de ponerme ropa ancha como mi gemelo, este caso era la excepción.

Ahora venía lo que más me gustaba, tomó el borde de mis bóxer, dispuesta a bajarlos, me daba paz verla tan inocente ante mi, esperaba con ansias su reacción al ver mi longitud empezando a erectarse por ella.

Bajé mi mirada, no movía sus manos en absoluto...

- ¿Eh...?

Jade: Hazlo tu... Yo ya te ayudé...

- Pero-

Jade: Pero nada...

- Ush, bien...

Al deslizar los bóxer hacia abajo, rápidamente me tiró una toalla, su vista era alejada, como una niña chiquita a la que le prohíben ver, lo que me daba cierta ternura, envolví la toalla en mi cintura.

𝐄𝐝𝐢𝐭𝐚𝐧𝐝𝐨 - 𝙱𝚒𝚕𝚕 𝚔𝚊𝚞𝚕𝚒𝚝𝚣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora