Capítulo 6

217 39 1
                                    

Fluke se quedó dormido durante el vuelo en helicóptero.

El ruido del motor sumado al agotamiento consiguieron dejarlo fuera de combate. Se despertó cuando Ohm le sacudió el hombro. Desorientado, sin saber dónde estaba, se incorporó y se tambaleó para ir hacia la salida, pero lo tomaron en brazos y lo sacaron del aparato como a un bulto. Sin embargo, notó la calidez del cuerpo de Ohm a través de la ropa y se sintió envuelto por su maravilloso olor. Era la típica fragancia oriental con toques de sándalo, azafrán y especias. Lo inhaló y todos los sentidos se le dispararon mientras lo dejaba en el vehículo que los esperaba.

– ¿Dónde estamos? – preguntó cuando Ohm se montó detrás de él.

– Cerca del mar. Mi abuelo venía aquí a pescar – contestó Ohm en un tono más animado que antes.

La verdad era que se sentía mucho más relajado que durante el resto del día. Le habían perseguido esos recuerdos destructivos y la boda había sido como un túnel del que había tenido que salir sin delatarse. Sin embargo, ya se deleitaba con la visión de su pequeño esposo y la voracidad que despertaba en él lo embriagaba como una droga y hacía que no pudiera pensar racionalmente.

Fluke se acordó de la última conversación que habían tenido, se puso rígido, lo miró de soslayo y se dio cuenta de que su preciosa boca estaba más relajada. Parecía evidente que había revivido al escapar del fervor por la boda en el palacio y de las celebraciones en las calles de Kashan.

– Mi abuelo me trajo varias veces aquí cuando era niño – siguió él.

– Entonces, ¿te gusta pescar?

Fluke hizo un esfuerzo para hablar y le costó, cuando no tenía ganas de perdonarlo y estaba de bastante mal humor. Él le había estropeado el día, había pasado por encima de sus sentimientos, pero era muy posible que Ohm no tuviese sentimientos.

¿Quería dejarlo embarazado en la luna de miel y complacer a todo el mundo?

Pues había elegido al novio equivocado.

Sin embargo, cuando lo tomó en brazos para sacarlo de helicóptero, se sintió dominado por un arrebato erótico tal que quiso encerrarse solo porque no estaba seguro de que pudiera confiar en sí mismo y contenerse cuando él estuviera cerca.

– No, no me gusta – contestó Ohm. – Es un entretenimiento demasiado lento para mí. Lo que pasa es que tengo muy buenos recuerdos de aquellos viajes porque era muy raro que un hombre me hiciera caso en aquella época. Literalmente, jamás vi a mi padre ... pero también vi muy poco a mi madre. Yo era el tercer hijo de mi padre y de su tercer matrimonio, por lo que tenía muy poca importancia en la casa real.

– Entonces, ¿había una especie de jerarquía en tu casa?

Fluke sintió curiosidad a pesar de su mal humor. Le había extrañado que hubiese tenido poco contacto con sus padres incluso antes de que murieran. Efectivamente, había entendido que su niñera había sido su verdadera madre, pero también había supuesto, ingenuamente, que había seguido tratándose habitualmente con su padre y su madre.

– Naturalmente. Nadie le llevaba la contraria a mi medio hermano mayor porque todos creían que llegaría a ser el rey. Como yo era el tercero, detrás de dos hermanos muy sanos, nadie consideraba posible que yo llegara a heredar el trono de Dharia.

Fluke vio que separaba los labios y volvía a cerrarlos, apretando los dientes. Supo que estaba pensando en su dos medio hermanos, que habían muerto con sus padres, y el corazón se le ablandó.

– Siento mucho que tuvieras que perder a tu familia para que seas lo que eres hoy.

– Ha sido la voluntad de Dios – murmuró él con voz ronca y tajante.

El dueño de su amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora