Epílogo

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— No puedo creerme que no hayamos encontrado a Plan después de tanto tiempo – Fluke suspiró y dirigió una mirada apenada a su hermano Earth. – Quiero decir, ¡han pasado meses y seguimos sin saber casi nada de nuestro hermano perdido!

– Bueno, sabemos que tuvo una infancia complicada y que no tiene raíces a las que aferrarse – replicó Earth en un tono más mesurado. – También podemos suponer que se mueve mucho de un lado a otro porque no podemos echarle el guante y sabemos que trabaja en empleos sin porvenir. Es mucho más de lo que sabíamos de él cuando empezamos.

– Es verdad, pero podría ser que él no quisiera saber nada de nosotros. Hemos puesto anuncios en los periódicos, hemos informado a los servicios sociales de que estamos buscándolo, hemos informado a todo el mundo que lo ha conocido ...

– Tenemos que tener paciencia – le interrumpió Earth con firmeza. – Y no es una de tus cualidades, aunque sabe Dios que tienes todo lo demás.

– ¿Puede saberse qué quieres decir? – preguntó Fluke.

Earth puso los ojos en blanco.

– Un marido que es un rey y parece una estrella del cine; un pueblo que te adora y cree que puedes caminar sobre el agua; un palacio real donde siempre brilla el sol; un hijo adorable ... ¡Sí, estoy hablando de ti! – Earth se detuvo para hablarle a Karim, que gateaba por la alfombra para tomar el juguete que le ofrecía su tío. – Supongo que ya estarás pensando en aumentar la familia.

– Todavía no – Fluke se sonrojó. – Me gustaría que Karim fuese un poco mayor. No soy una máquina de hacer bebés, Earth. Tú, por ejemplo, ni siquiera sales con nadie ...

– Estoy demasiado ocupado con el trabajo. Entre los turnos del hospital y los exámenes, no tengo tiempo para salir con hombres. Además, la mayoría son un desperdicio de espacio. Me gusta mi vida tal como es. Como lo que quiero, voy adonde quiero y hago lo que quiero, y eso es importante para mí. Todas tus oportunidades desaparecen en cuanto aparece un hombre.

– ¿Y tampoco piensas indagar sobre tus antecedentes familiares? – le preguntó Fluke.

– Bueno, voy a tomarme un par de meses libres cuando termine la residencia y pensaba ir a Italia para investigar un poco.

– ¡Fantástico! ¿Ahora me dirás el nombre de tu padre.

– Si no te he dicho su nombre antes es porque tengo dos nombres.

– ¿Dos? – le preguntó Fluke con los ojos como platos.

– Sí, dos nombres. Evidentemente, nuestra madre no sabía quién era mi padre, y lo que es más sórdido, los dos eran hermanos. He indagado un poco. Uno está vivo y el otro está muerto. El vivo es un adinerado coleccionista de arte retirado que vive en un palazzo a las afueras de Florencia. Su hermano falleció hace años.

Fluke lo miró consternado y por fin entendió por qué su hermano no le había contado nada sobre su padre desconocido y sus antecedentes familiares.

– Lo siento ...

– Bueno, tú tienes el cuento de hadas, el padre militar y heroico que se casó con nuestra madre. Yo tengo dos padres para el arrastre – bromeó Earth con sorna. – Me alegro de que haya sido así. Yo puedo lidiar mejor que tú con la realidad más turbia.

– ¡Podría acompañarte a Italia y ser tu apoyo!

– No, no sabrías qué hacer sin Ohm y Karim – replicó Earth con ironía. – Eso en el caso de que tu marido te dejara marcharte ...

– Ohm no me dice lo que tengo que hacer.

– No, pero le espanta que pases un par de días fuera. Cuando fuiste a verme en Navidad, Ohm te llamaba cada cinco minutos. Una noche te quedaste dormido mientras hablabas con él. Eran como dos adolescentes enamorados y separados. Estar tan apegados no puede ser sano.

El dueño de su amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora