Marco

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—¿Te gustaría ir a meditar en la noche?— Pregunta Harmony sonriendo de oreja a oreja

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—¿Te gustaría ir a meditar en la noche?— Pregunta Harmony sonriendo de oreja a oreja.

—No se, podría ir, peroenlanochemedamuchosueñoycuandodespiertoluegomedahambre,irialuegodevisitarlacocinaymeditarviendote,ereshermosaymeencantaolertucabelloarosas—.

—Rulo Ricardo alto, no te entiendo— Con suavidad lo detiene.

—Que ¡Si! Si, si iré, allí estaré meditando, uno dos uno dos— Ríe moviendo los brazos.

—Es meditar no marchar. Pero ya me entenderás. Ahora me voy, quede con ayudar a Natalio en sostener una lámpara para transformarla en guitarra eléctrica— Da un suave giro en derredor despidiéndose de los demás compañeros —Adiós—.

—¡Adiós, Harmony!— Se despide efusivo sonriendo tanto que dolían sus mejillas.

—Pues yo también me voy— Topa se levanta dejando el plato limpio.

—Adiós—.

—Adiós Topi—.

—Adios— Responden los Rulos.

Topa cruza por el monorriel hasta llegar a la cabina principal.

—Hola, Lila— Saluda tomando su lugar habitual, a su lado —Tarde más de lo esperado pero tenía que comer y ya se como te molesta que no te respondan pero tenía las manos sucias y preferi no tomar el comunicador porque...—

Lila levanta la mano —Topa, entiendo. Vi la hora y supe que debías estar comiendo. No soy un monstruo por eso ya no volvi a insistir. Tranquilo, además apenas acabamos de llegar a la estación—.

—Eh, si. Gracias Lila—.

La conductora desacelera, pulsa dos votones amarrando el monorriel manteniendo el agarre sujeto evitando movimientos inesperados.

—Hemos llegado— Anuncia parando por completo.

—Excelente— Topa camina justo frente a la puerta. Sus manos sudan. Hacia tanto tiempo que no sabía nada de Marco.

Pasaron buenos momentos, algunos no tan memorables y otros un tanto tormentosos.

—Abriendo las puertas—.

Su corazón latió acelerado ¿Aún lo recordaba? ¡Por supuesto! Se reprendió ajustando las manos tras la espalda, sino como podría pedirle subir al Junior Express sin tener recuerdos de ambos.

—Bienvenido al Junior Express— Lila ahora a su lado deja pasar al hombre. Ambos tenían la misma edad pero al contrario de Topa jovial y risueño Marco parecía endurecido en los bordes de la boca y ojos, como si hubiera pasado muchos tiempo leyendo bajo los rayos del sol.

Otra diferencia era la estatura, Marco era dos palmos más alto parecido a Carlos aunque igual de gordito que Topa.

—Le debo las gracias a ambos por dejarme pasar— Saluda quitándose la gorra para luego guardarla en una pequeña maleta de mano.

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