capitulo 1

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Ecos del pasados

El amanecer pintaba el cielo de Alaska con tonos de rosa y dorado, una escena engañosamente serena en medio de un paisaje implacable. La cabaña de madera, semioculta entre los pinos cubiertos de nieve, parecía un refugio solitario en el fin del mundo. Dentro de la cabaña, Iri D'Angelo, conocida en los círculos militares como "La Muerte Blanca", ajustaba su equipo con precisión meticulosa.

Sus ojos, de un azul glacial, reflejaban años de soledad y sobrevivencia.Habían pasado tres años desde que Alan Rovanoff, el hombre que la había entrenado y luego exiliado, la había dejado aquí con la promesa de que algún día su sacrificio sería comprendido. Desde entonces, Iri había aprendido a valerse por sí misma en el entorno hostil, alejándose de la civilización y sus complicaciones.

Pero en su soledad, siempre estaba la sombra de su pasado, y una parte de ella sabía que este aislamiento no podría durar para siempre.En la base de la MFMG (Máxima Fuerza Militar Global), situada a miles de kilómetros de distancia, el coronel Máximo Rovanoff se encontraba en su despacho, repasando documentos y estrategias. Máximo, un hombre de mirada severa y porte imponente, era conocido por su eficiencia y su habilidad para manejar situaciones de alta presión. Sin embargo, la misión que tenía entre manos lo inquietaba más de lo habitual.-Coronel Rovanoff, tiene una llamada de su padre -anunció un asistente, interrumpiendo sus pensamientos.Máximo asintió, dejando a un lado los papeles.

La relación con su padre, Alan Rovanoff, siempre había sido complicada. Alan, un hombre reservado y estricto, rara vez compartía detalles sobre sus decisiones, y esto había creado una brecha entre ellos.-Alan, ¿qué ocurre? -preguntó Máximo, manteniendo su tono profesional a pesar de la tensión subyacente.-Máximo, necesito que realices una misión especial. Se trata de una persona muy importante para nuestra organización. Debes encontrar a Iri D'Angelo y traerla de vuelta. Ella está en Alaska, en un lugar que solo yo conozco. Te enviaré las coordenadas -dijo Alan, su voz firme y sin lugar a discusiones.Máximo frunció el ceño. No era común que su padre diera órdenes tan directas sobre individuos específicos.-¿Por qué es tan importante esta mujer, padre? -inquirió, intentando obtener más información.Alan hizo una pausa, como si estuviera decidiendo cuánto revelar.-Iri es vital para una operación en curso. Confía en mí, hijo. Haz lo que te digo y tráela de vuelta. Es todo lo que necesitas saber por ahora -respondió Alan, terminando la llamada abruptamente.

Máximo suspiró, frustrado por la falta de detalles. Sabía que no tenía opción. Cuando Alan Rovanoff daba una orden, debía cumplirse. Se dirigió a sus subordinados y comenzó a preparar la misión.En el corazón de Alaska, el sonido de un helicóptero rompió la calma de la mañana. Iri levantó la vista, sus instintos en alerta.

Había aprendido a reconocer el sonido de los helicópteros militares, y sabía que su llegada rara vez era una coincidencia. Se acercó a la ventana, observando cómo el helicóptero aterrizaba en una pequeña explanada cercana a su cabaña.Máximo descendió del helicóptero, seguido por Deniz Yilmaz, su segunda al mando, una mujer de habilidades tácticas excepcionales.

Deniz, con su cabello oscuro recogido en una cola de caballo y sus ojos brillando con determinación, era una aliada de confianza y una amiga cercana de Máximo.-Coronel, parece que hemos llegado al lugar correcto -dijo Deniz, mirando la cabaña con curiosidad.Máximo asintió, su rostro serio mientras se acercaban a la cabaña. Tocó la puerta con firmeza.-Iri D'Angelo, soy el coronel Máximo Rovanoff de la MFMG. Necesitamos hablar contigo -anunció, su voz resonando con autoridad.Iri, siempre cautelosa, tomó su pistola antes de abrir la puerta una fracción de pulgada, suficiente para ver a sus visitantes sin exponerse completamente.-¿Qué quieren? -preguntó, su voz firme y controlada.-Venimos en nombre de Alan Rovanoff. Tenemos órdenes de llevarte de vuelta. Hay una misión urgente que requiere tu presencia -explicó Máximo, manteniendo su tono autoritario.

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