El frío aire inundaba las calles de Mundesley, se llevaba las hojas caídas de los árboles qué se secaban conforme el avance del otoño, ya no había más verde, las calles se teñían de amarillo y naranja. Las calabazas a la entrada de cada puerta con diseños espeluznantes asombraban a los habitantes, pronto sería halloween y todos se preparaban con sus disfraces más aterradores.
Priscila y yo caminábamos de regreso a casa, mamá nos esperaba con una rica cena como era costumbre mientras papá terminaba los negocios a la orilla del muelle.
Una suave y fría brisa acariciaba nuestras mejillas, se sentían como pequeños hielos cortando nuestro rostro.
-¡Ya debes decirme Kam! -insistía Priscila con su característica voz chillona- ambos chicos están vueltos locos por que les digas que serás su pareja de baile.
-Tú mejor que nadie sabes que ninguno de esos dos me interesa -respondí y un suspiro profundo brotó de mi pecho.
-Ya lo sé, todo mundo sabe que desde séptimo grado has estado perdidamente enamorada de Liam -rio burlonamente mientras tapaba su boca con ambas manos- pero como pretendes ir con él, si en ningún momento has cruzado palabra.
Liam era el hijo del comisario del pueblo, era completamente diferente a todos los chicos en la única universidad, le gustaba estudiar, no bebía y mucho menos fumaba, se le había visto si acaso con una chica en octavo grado y con nadie más, pero era muy retraído, los que se acercaban a él eran los mismos hijos de los demás policías
-Te equivocas -negué poniendo mi dedo índice en su cara mientras caminaba de espaldas- en las fiestas yo he...
Un bulto pego fuertemente contra mi espalda, la sangre se me subió a las mejillas y rogaba por no haber chocado con el mismo Liam, nuestro trayecto camino a casa era casi el mismo, las residencias de las "personas más importantes del pueblo" estaban casi en la misma calle.
‐¿Sabías que no tenemos ojos en la espalda? -una voz ronca y particular me dejo fría, podía reconocer esa voz fácilmente.
-L-lo lamento, no quise empujarte -dije en un siseo mientras giraba sobre mis talones para encontrarme con el vecino más raro de todo el pueblo- yo sólo...
-No me interesan tus disculpas, fíjate por donde caminas -rodó sus ojos y dío la vuelta golpeándome no sé si a propósito con su mochila y caminando con la mirada clavada en el suelo.
¡Maldito seas Louis Tomlinson!
Absolutamente nadie podía ponerme más nerviosa que el, nadie, incluso Liam; cada vez que me topaba con él, un horrible escalofrío me recorría desde la punta de mis pies hasta la última punta de mi cabello. Había historias completamente estúpidas sobre por que siempre estaba solo, la misteriosa muerte de sus padres era una de ellas, decían que el mismo había hecho un pacto con el diablo para deshacerse de ellos y que la herencia de sus abuelos pasara directamente a él.
Otros más decían que su familia estaba maldita por las propiedades que tenia en su poder la familia, no era un secreto para nadie que ellos eran dueños del cementerio del pueblo. Pero... realmente ¿Quien era yo para juzgarlo? Su familia no era la única que estaba envuelta en pactos con el diablo, los rumores precedian a mi familia, los lazos entre los Tomlinson y los Atwood eran bien conocidos por todos aquí. Los favores que se hacían entre ellos, así como que la madre de papá se hiciera conocer como una bruja auténtica del pueblo. Todo mundo le temía, sabían que nadie podía meterse con nosotros por que la abuela actuaría en su contra inmediatamente... Así...así como supuestamente hicieron con los padres de Louis.
***
Habíamos llegado a casa entre bromas y jugueteos, el sol estaba ocultándose casi por completo, y una densa niebla comenzaba a cubrir nuestros tobillos, era difícil ver por donde caminabas, o que era lo que pisabas.
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ʙᴀᴊᴏ ᴇʟ ʜᴇᴄʜɪᴢᴏ ᴅᴇʟ ᴅɪᴀʙʟᴏ
ParanormalHabía jurado no meterse en nada de lo que su familia creía, el nombre ya le perseguía con malas miradas cada que se presentaba ante cualquier posible cliente. Ante una comunidad religiosa por supuesto que estaba mal visto ser llamado como el primer...