Lazos Dorados - Campamento Desventura.

Capítulo 1: El Reino Rojo

꒰ Cuando fue guiado por el príncipe hacia un lugar el cual poder estar más tranquilos, el de ojos turquesas no evitaba sentirse algo nervioso... Estaba hablando con un noble después de todo, o bueno, más bien un noble le estaba hablando y 'citándolo a dar una vuelta', no sabía si era la vergüenza de que se tratara de un príncipe o que se tratara de Jake, ya que este siempre le había parecido una persona algo imponente desde adolescente, ahora que era mayor y podía finalmente caminar con él aunque fuera unos segundos, unos minutos... Y esperaba que esos minutos duraran un largo tiempo, siempre sintió una extraña admiración hacía él que nunca logró comprender y esperaba el poder admirar aunque sea un largo tiempo más sus ojos, recibir sus consejos, tal vez algunas palabras que pudieran ayudarlo a conseguir seguir adelante indirectamente ya que siempre él fue su inspiración... 

꒰ Mientras Tom pensaba todas estas cosas finalmente llegaron a una pequeña colina, el peliazul dio la señal a los guardias para que así retrocedieran y estos dos terminaran a solas sobre aquella colina, Tom tragó saliva en seco, ¿Qué quería hacer? O bueno más bien qué quería hacerle; Jake se sentó en el suelo y acomodó su larga capa roja la cual llevaban todos los representantes de aquel reino, observaba la capa con detenimiento y la fina tela que esta poseía, una tela la cual jamás estaría en sus manos debido a su poco o casi nulo poder adquisitivo, no evitaba sentirse algo curioso y atraído a tocar esta, mas no lo hizo, sería de una clara mala educación... Esperó algunos segundos hasta que vio que el príncipe hacia un largo rato ya intentaba hacerle unas señas para que se sentara y, casi como si fuera una orden directa, Tom pasó a sentarse en el suelo junto al chico (aunque un tanto apartado por el respeto hacia el mismo) y observó alrededor, gracias al lugar donde se encontraban se podía ver bien el sol, junto a que estaban bajo a un gran alto árbol de roble el cual les daba la sombra necesaria como para no estar expuestos al sol, mientras que Jake estaba sentado con fineza Tom casi que se acostaba en el tronco del árbol como si fuera su casa.

Jake - Entonces... Thomas- Tom-... ¿Verdad?

꒰ Finalmente el silencio fue roto mientras el príncipe observaba el paisaje, pero luego su vista fue hacia el pelinegro, el cual apenas vio que le observó su rostro se sonrojó completamente y pasó a observar hacia otro lado, luego a Jake, luego a su forma de sentarse, luego a la propia, cuando notó que Jake se intentaba sentar de una buena manera...

Tom - Ah, ¡Si, si! Mi nombre es T- ¡AH!-

꒰ Tom intentó imitarlo y fracasó rotundamente, cayendo de espaldas nuevamente contra el árbol y quedando apoyado en este, no evitó sonrojarse incluso más e intentar cubrir su propio rostro con ambas manos en busca de esconder su clara vergüenza ante su propia acción, aunque esto duró unos pocos segundos debido a que el príncipe rojo se acercó a su rostro y, con sus suaves y pálidas manos, pasó a apartar las del contrario de su rostro... Sonrió con suavidad hacia este incluso aunque estuviera ruborizado (y casi al borde del desmayo de la vergüenza) y pasó a acariciar una de sus manos con su pulgar, suspirando con suavidad mientras parecía analizar su rostro, Tom estaba anonadado por la belleza del príncipe delante suyo y la gentileza que empleaba para tocar sus manos sin sentir asco o repulsión como la mayoría de gente que juzgaba por sus horribles y sucias cicatrices, por lo que no evitó ruborizarse más al ver que ahora una de las manos de Jake acariciando una de sus mejillas con suavidad por unos instantes, mirando sus ojos completamente atontado ante esta acción, pero estos instantes se volvieron cortos debido a que el príncipe apartó sus manos rápidamente al ver que su propia curiosidad lo estaba llevando a tocar 'un poco de más' al plebeyo al cual casi no conocía, el chico tampoco evitó ruborizarse, separarse y mirar hacia otro lado claramente nervioso, tragando saliva con suavidad y dejando un claro silencio incómodo suceder... En este caso fue Thomas el que decidió romperlo, acercándose a este y, luego de algunos segundos planteándose su siguiente acción, tomó su mano con delicadeza y la entrelazó con la propia, 'enredando' sus dedos en los espacios que habían entre los del contrario, mirando el atardecer con una pequeña sonrisa y ese suave rubor aún en sus pómulos.