𝘊𝘢𝘱𝘪́𝘵𝘶𝘭𝘰 𝘐𝘝 - 𝘚𝘰𝘮𝘣𝘳𝘢𝘴 𝘥𝘦 𝘔𝘦𝘥𝘪𝘢𝘯𝘰𝘤𝘩𝘦

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La bebida se había derramado encima de él, un gruñido de molestia habria escapado de sus labios. Rápidamente tomó un trapo y limpió con molestia el resto de la cerveza derramada. Tendría que ir al baño a limpiarse a sí mismo. Irritado, Husk se dirigió con rapidez al baño de su dormitorio. Trató de limpiar lo mejor posible su pelaje, ya que, en el pelaje se hacían muy visibles las manchas de cualquier cosa que derramase en él mismo. Era el colmo, la maldita mancha no se quitaba. Husk salió sin éxito del baño y se dirigió nuevamente a la cantina.

A lo lejos, se podía ver a un pequeño diablillo rojo tratando de pasar la barra de la cantina para robar alguna botella de licor. Husk, rápidamente se acercó hacia allá y le dio un fuerte manotazo al engendro con cuernos grandes.

- Maldita perra, ¡tienes garras, no dedos! ¿Qué mierda te pasa, imbécil? ¡Eso dolió un carajo, maldita puta! No estaba haciendo nada malo, y vienes tú con tus mierdas a joderme la vida. -

El pequeño diablillo, con una expresión de dolor en su rostro, maldijo a Husk mientras se frotaba la mano, adolorida tras el golpe recibido. Husk, por su parte, emitió un gruñido y, con un tono retador y serio, le respondió:

- ¿Cómo demonios no iba a lastimarte si estás tratando de robar en mi maldita cantina?! ¡Y encima te llevas la mercancía más cara, maldita sea! Mira, imbécil, no he tenido una buena racha últimamente y lo último que necesito son problemas adicionales. Así que, por el amor de Dios, lárgate de aquí antes de que decida hacer algo de lo que ambos nos arrepentiremos. Largo de acá, ¡ya! -

El pequeño diablo, cuya apariencia recordaba a una lagartija, frunció el ceño y, visiblemente molesto, soltó un largo suspiro emitiendo molestia. Sin embargo, en un instante, su expresión cambió por completo y esbozó una sonrisa dirigida a Husk. Con un gesto amigable, el diablo extendió la mano, esperando un apretón de manos de parte de Husk. Mientras mantenía la mano extendida, el diablillo comenzó a presentarse de manera formal.

- Bueno, parece que comenzamos con la pata izquierda. Hola, soy Blitz; la O es muda. Y soy el fundador de I.M.P, mucho gusto, pecador. Quizá habré llegado tarde, pero necesito clientes. Mi empresa se está jodiendo poco a poco. ¿No tendrás alguna pareja en el mundo humano que quieras que acuchillemos sin piedad? ¿Mmm? -

Mientras Blitz hablaba, Husk relajó su expresión y dejó la mano extendida de Blitz en el aire. Con calma, Husk se movió detrás de la barra de la cantina y comenzó a buscar su teléfono. Después de unos momentos de búsqueda infructuosa, Husk se dirigió de nuevo hacia Blitz, quien ya había terminado de hablar. Con una mirada seria y algo frustrada, Husk preguntó si Blitz había tomado su teléfono.

- Mierda, ¿tan sólo me estás escuchando, perra? Ah, y lo de tu teléfono; lo dejé en una banca. Posiblemente te lo robaban. Tienes que estar más atento, gatito. Jaja -

Husk batió sus alas con fuerza, tratando de calmarse. El nuevo "huésped" claramente se estaba burlando de él. Con un suspiro, Husk se dirigió a la banca más cercana y tomó su teléfono. Al desbloquearlo, se encontró con una avalancha de notificaciones en diversas redes sociales. Aunque esperaba encontrar algún mensaje significativo, se desanimó al ver que no había nada relevante. Con frustración, intentó apagar su teléfono, pero no logró desconectar su mente de la esperanza de que, al menos, alguien se hubiera comunicado con él. "Alguien".

- ¿Entonces, qué dices, amigo? ¿Te animas a pagarme por matar a alguien que te haya jodido la vida en el mundo humano? -

Husk dirigió una mirada incrédula, casi como si pensara que Blitz estaba loco. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo, la atención de ambos fue capturada por un pequeño y agudo sonido proveniente del teléfono de Husk.

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⏰ Última actualización: Jul 02 ⏰

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